El Premio del Banco de Suecia en Ciencias Económicas en memoria de Alfred Nobel 2015 ha recaído en Angus Deaton, economista escocés (Edimburgo, 1945), catedrático en la Universidad de Princenton (EE.UU.). Deaton ha sido galardonado "por sus análisis sobre el consumo, la pobreza y el bienestar". El premio supone un reconocimiento a la investigación empírica en economía en ámbitos como el consumo y la economía del desarrollo.
A los economistas en ocasiones se les reprocha estar más preocupados por las abstracciones y los modelos teóricos que por conocer y dar solución a los problemas reales que afectan a la sociedad. Con frecuencia se argumenta también que los datos económicos no reflejan la realidad de individuos y familias que diariamente deben adoptar decisiones que inciden en su bienestar. Pues bien, el galardonado con el premio Nobel en Economía en 2015 ha sido pionero en pasar de centrar la atención en los grandes agregados macroeconómicos, como el Producto Interior Bruto, al análisis de los datos a nivel microeconómico. Sus avances en la medición, en especial del consumo, han contribuido a aproximar la teoría económica al análisis empírico de datos como los obtenidos a partir de encuestas familiares. Ello ha influido en áreas tan cruciales de la economía del desarrollo como la medición de la pobreza, los niveles de vida o el bienestar en los países más pobres.
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El premio supone un reconocimiento a la investigación empírica en economía en ámbitos como el consumo y la economía del desarrollo |
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El premio recompensa la labor investigadora de toda una vida, si bien se han destacado tres importantes contribuciones que están interrelacionadas. En primer lugar, las aportaciones de Deaton a la estimación de sistemas de demanda han servido para estudiar las decisiones de los consumidores, en particular para entender cómo estos distribuyen su gasto entre diferentes bienes. Estos estudios permiten conocer cómo varía el consumo cuando cambian los impuestos o los subsidios y cómo se distribuyen los efectos de estos cambios entre la población. Sus avances en esta área tienen importantes repercusiones en la evaluación de políticas públicas.
En segundo lugar, sus investigaciones del consumo agregado a lo largo del tiempo han permitido avanzar en el conocimiento acerca del proceso de decisión entre consumo y ahorro, con el fin de averiguar, por ejemplo, qué parte de la renta de la sociedad se gasta y cuánto se ahorra. Su investigación ha contribuido a detectar ciertas inconsistencias entre datos y teoría, cuestionando que el consumo de la economía en su conjunto pudiera ser analizado como si fuera el resultado de las elecciones realizadas por un consumidor representativo. Estos estudios han demostrado la importancia de incorporar al análisis económico las decisiones individuales teniendo en cuenta ciertas restricciones con las que se enfrentan los individuos, tales como la restricción de liquidez (la imposibilidad que tienen ciertos individuos para obtener un préstamo).
En sus estudios en estos dos ámbitos se apoya su contribución a la economía del desarrollo, seguramente la mayor aportación de Deaton. El profesor Deaton ha sido precursor en el análisis empírico de datos basados en encuestas familiares aplicados a la medición de la pobreza -tanto en países concretos como India, como a nivel global-, la desigualdad, los niveles de vida y el bienestar en países en desarrollo de bajo ingreso. Utilizando datos de consumo exploró la relación entre renta y nutrición. Igualmente ha trabajado en la construcción de índices de precios que modifican la forma de cuantificar la pobreza: sus resultados han sido de gran utilidad en políticas orientadas a reducirla. Su investigación ha permitido que otros investigadores, organismos internacionales como el Banco Mundial, o gobiernos de países en desarrollo hayan podido contar con instrumentos para cuantificar aspectos claves del desarrollo económico. El gobierno Indio, por ejemplo, cambió su metodología de medición de la pobreza, lo que permitió determinar que la pobreza en el mundo rural en India era mayor de lo que se pensaba. Estas estimaciones posibilitaron el diseño de nuevos sistemas de subsidios de los que pudieron beneficiarse hogares antes no clasificados como pobres.
Otras de sus contribuciones a la economía del desarrollo abarcan, desde la discriminación de género existente en familias pobres de países en desarrollo, hasta los determinantes de la salud y sus relaciones con la renta, el consumo y el bienestar; o las relaciones entre desigualdad y renta. En los últimos años Deaton se ha interesado por la medición subjetiva del bienestar en el marco de la denominada economía de la felicidad. En esta área ha elaborado encuestas en las que investiga cómo el nivel de satisfacción con la vida varía entre personas de diferentes grupos sociales y países.
En definitiva, el Premio Nobel de Economía ha recaído este año en un investigador cuyos trabajos han tenido importantes implicaciones, tanto para la macro y la microeconomía, como para la microeconometría del desarrollo (con propuestas metodológicas tan relevantes como los modelos de datos de pseudo-panel). Las investigaciones de Deaton han puesto de relieve que el comportamiento individual afecta a la economía en su conjunto y que no podemos comprender el todo sin entender lo que ocurre en el nivel de las decisiones individuales que se adoptan diariamente. Pero, sobre todo, el premio subraya la importancia del análisis empírico y de la correcta medición de los fenómenos económicos para, en armonía con la teoría, resolver problemas reales en la vida de las personas, especialmente de la población más vulnerable. La actividad investigadora de Deaton refleja su compromiso de utilizar el análisis en economía para transformar la realidad y contribuir con ello al bienestar humano.