Después de doce años como Director de la SEO, <a href="http://www.madrimasd.org/informacionidi/noticias/noticia.asp?id=15446&sec=0&tipo=g" target="_blank">Alejandro Sánchez</a> presenta lo que han sido los primeros 50 años de esta organización y el estado de conservación de la avifauna en España.
En el año 2004 se ha celebrado el 50 aniversario de la fundación de la Sociedad Española de Ornitología, hoy SEO/BirdLife. Esto nos ha dado el impulso para evaluar con cierta perspectiva histórica la evolución de la ornitología española en este medio siglo, mediante publicaciones conmemorativas especiales y un importante congreso que tuvo lugar en Madrid (véase
https://seo.org/2004/50aniversario/). De este modo, hemos comprobado con gran satisfacción y orgullo, que en este campo el tiempo ha estado bien aprovechado y que el nivel de la ornitología española en sus distintos niveles e implicaciones es actualmente de los más importantes del mundo.
En 1954 la Sociedad Española de Ornitología fue creada por poco más de sesenta socios fundadores, de los cuales sólo una mínima parte ostentaban algún cargo académico relacionado con esta actividad científica. En efecto, durante los años cincuenta y buena parte de los sesenta, sólo dos personas, los profesores Francisco Bernis y José Antonio Valverde, auténticos padres de SEO/BirdLife, podían considerarse como ornitólogos "profesionales", ya que eran los únicos biólogos especializados en esta rama de la zoología con cargos académicos, uno catedrático de universidad y el otro investigador del CSIC (véase Fernández, 2004, 50 años en defensa de las aves). Desgraciadamente, ambos fallecieron en 2003 sin poder disfrutar del cincuentenario de la Sociedad que fundaron, pero su legado sigue vivo entre nosotros.
Indiscutiblemente, uno de los mayores logros de estos pioneros, fue la creación de una revista científica específica para el sector,
Ardeola, en la cual se han publicado en estos cincuenta años casi 800 artículos científicos, además de miles de notas faunísticas sobre distribución y abundancia de las especies de aves presentes en territorio español. Tras mucha insistencia,
Ardeola ha sido recientemente incluida en el
Science Citation Index (SCI), hecho de enorme trascendencia no sólo para su equipo editorial y la sociedad científica que lo apoya, sino para la ciencia española en general, ya que son muy pocas las revistas incluidas en este selecto listado, lo cual refleja el nivel de pujanza e influencia internacional al que ha llegado la ornitología española en estos cincuenta años, partiendo casi del cero absoluto. Un reciente análisis (Barbosa & Moreno, 2004, Ardeola 51: 3-18), demuestra que entre los temas más trabajados en nuestro país se encuentran la biología reproductiva, la ecología trófica, la migración y la conservación de especies y poblaciones.
En todo este desarrollo, SEO/BirdLife ha tenido mucho que ver, y no sólo en cuanto entidad editora de una prestigiosa revista, sino como creadora de vocaciones y compiladora de conocimientos esenciales sobre la avifauna española. Y como muestra basta un botón. Recientemente SEO/BirdLife ha cerrado su cincuentenario con la presentación del Libro Rojo de las Aves de España (Madroño, González & Atienza, 2004) en el que gracias a la participación de más de 160 expertos se establece que prácticamente un centenar de taxones de aves se encuentra en grave riesgo de desaparición en nuestro país. Este tipo de trabajos colectivos es típico de la trayectoria de SEO/BirdLife, y en buena medida gracias a ellos se ha conseguido que las aves sean, sin duda, el grupo animal más conocido de nuestra fauna. A lo largo de estas cinco décadas, SEO/BirdLife ha ido publicando decenas de inventarios, censos y monografías que han ido descubriendo poco a poco la enorme riqueza de la avifauna española, sus problemas de conservación y las medidas que deben ser puestas en práctica para resolverlos.
El mencionado Libro Rojo es en buena medida una condensación de toda esa sabiduría científica y conservacionista, con una mirada puesta en el futuro de nuestras especies y subespecies. Entre ellas, quince han sido declarados "en peligro crítico", lo que significa que tienen un 50% de probabilidades de extinguirse en los próximos diez años. Varios de ellos podrían calificarse de auténticas rarezas faunísticas en nuestras latitudes, con poblaciones muy marginales y que en consecuencia están muy expuestas al riesgo de desaparición. Así por ejemplo ocurre con la Focha Moruna
Fulica cristata, el Porrón Pardo
Aythya nyroca o el Arao Común
Uria aalge, que son muy abundantes en otros países y continentes. Pero algunas de ellas son causa de gran preocupación por ser España uno de sus refugios principales, sino exclusivo. Es el caso del Torillo Andaluz
Turnix sylvatica, prácticamente ya extinto, la Cerceta Pardilla
Marmaronetta angustirostris o la Pardela Balear
Puffinus mauretanicus, un endemismo cuya validez a nivel específico no ha sido reconocida hasta muy recientemente, y algunas subespecies canarias, como el Pinzón Azul de Gran Canaria
Fringilla teydea polatzeki, y la Terrera Marismeña de Tenerife
Calandrella rufescens.
A esta quincena crítica se le suman otras 39 catalogadas "en peligro", 45 "vulnerables" y 32 "casi amenazadas". Sin embargo, a pesar de un número tan importante de taxones amenazados (un 34% de todos los evaluados en esta ocasión), uno de los resultados más importantes de este nuevo Libro Rojo es la constatación de que las medidas conservacionistas pueden dar sus frutos. En efecto, algunas de las especies amenazadas más emblemáticas de nuesto país han mejorado su situación desde la publicación de la versión anterior del Libro Rojo (Blanco & González, 1992). Este es el caso de muchas aves ligadas a las zonas húmedas como la Malvasía Cabeciblanca
Oxyura leucocephala, la Espátula
Platalea leucorodia o el Morito
Plegadis falcinellus, y de rapaces como el Quebrantahuesos
Gypaetus barbatus, el Buitre Negro
Aegypius monachus o el Águila Imperial
Aquila adalbert. Incluso algunos significativos representantes de estos grupos han evolucionado tan positivamente que han salido de la lista roja, casos del Flamenco
Phoenicopterus ruber, la Cigüeña Blanca
Ciconia ciconia, el Calamón
Porphyrio porphyrio y el Buitre Leonado
Gyps fulvus. Las razones hay que buscarlas básicamente en la protección dispensada a sus áreas de cría y a la disminución de los efectos de algunas causas de mortalidad provocadas por el ser humano, como las electrocuciones o la persecución ilegal. No obstante, continúa habiendo especies muy amenazadas en ambos grupos de especies, aunque en general las causas de su regresión son bien conocidas (contaminación de las aguas, venenos), así como las medidas que se deberían adoptar (Madroño
et al., op. cit., De Juana, 2004, Ardeola 51:19-50).
Por el contrario, el Libro Rojo constata un preocupante empeoramiento de las aves marinas (con la afortunada excepción de la Gaviota de Audouin
Larus audouinii), en gran medida derivada de un mejor conocimiento de su situación, de las especies de alta montaña, probablemente, aunque no en exclusiva, por razones climáticas, y muy especialmente de las aves dependientes de los medios agrícolas y esteparios a consecuencia del imparable deterioro de estos hábitats, ya sea por su intensificación, su abandono, o su simple desaparición bajo la creciente urbanización del paisaje, especialmente en el entorno de las ciudades y otros grandes núcleos de población.
Así pues, 50 años de seguimiento e investigación nos han permitido realizar un formidable análisis de la situación conservacionista de nuestra avifauna, detectar muchos de sus problemas y proponer gran cantidad de soluciones. Sin embargo, hay aún grandes lagunas en nuestro conocimiento, particularmente respecto a los impactos de algunas actividades humanas como la pesca o la agricultura sobre las aves y la biodiversidad en general, hacia donde se deberían volcar nuestros esfuerzos en el futuro inmediato. Pero sobre todo, es imprescindible actuar cuanto antes con las herramientas que tenemos. La acción conservacionista se ha demostrado eficaz cuando ha sido aplicada con decisión y voluntad política y, aunque los retos son cada vez más complejos y difíciles -no es lo mismo proteger un humedal, por grande que sea, que sostenibilizar la Política Agraria Común-, también hay cada vez más gente preocupada e involucrada en temas de investigación y conservación, y en consecuencia SEO/BirdLife cuenta con más y mejores medios humanos y materiales. Frente a aquel puñado de socios fundadores, capitaneados por dos visionarios, contamos ya con cerca de 10.000 socios y un número creciente de profesionales desarrollando campañas y actividades de todo tipo. Por lo tanto, somos relativamente optimistas, pensamos que se pueden cambiar las tendencias y trabajaremos los próximos cincuenta años en conseguirlo.