Todos los ciudadanos tenemos derecho a respirar un aire limpio y sin riesgos para la salud, sin embargo, en la actualidad nos encontramos con que un amplio porcentaje de población urbana en España soporta concentraciones elevadas de contaminación atmosférica. Según estimaciones de la Universidad Politécnica de Madrid, el 75% de la población está sometida a elevadas concentraciones de contaminantes, y lo que quizás puede ser aún peor el 99% de toda la población nunca ha sido alertada este riesgo.
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Los datos recogidos por las redes de contaminación de las ciudades son concluyentes, existen concentraciones de contaminación nocivas para la salud pública |
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El problema no es solo que estamos sometidos a elevadas concentraciones, sino que nunca somos avisados por nuestras autoridades de que estamos bajo estas concentraciones nocivas para la salud. Los datos recogidos por las redes de contaminación de las ciudades son concluyentes, existen concentraciones de contaminación nocivas para la salud pública.
Así por ejemplo, las ciudades de Madrid, Sevilla, Barcelona, Valencia, Bilbao y Zaragoza incumplieron sistemáticamente los valores permitidos de NO2, uno de los contaminantes producidos mayoritariamente por automóviles. En el año 2005, último año con datos oficiales, el límite diario de este contaminante no se puede rebasar más de 35 veces al año pero 28 grandes urbes lo superaron más de 60 veces. Trece municipios de más de 100.000 habitantes, seis de ellos correspondientes a la Comunidad de Madrid, presentaban concentraciones de NO2 por encima del valor límite anual para la protección de la salud humana que entrará en vigor en 2010. El casode Madrid, es paradigmático como mayor ciudad de España, y mayor población sometida a elevadas concentraciones de contaminantes que incumplen sistemáticamente la legislación.
Respecto a otro contaminante, como las partículas (PM10), diez ciudades superaban el valor límite de concentración media anual en vigor desde 2005.
En otro contaminante, como el ozono, también hay graves incumplimientos y mucha población afectada, esta vez, en las afueras de las ciudades y en urbanizaciones difusas, en muchas ocasiones lejos del centro de las ciudades. Pero finalmente, y esto también es muy llamativo, tampoco se informa con antelación a la población de las posibles superaciones de valores umbrales de información y alerta.
El tema es tan claro, y con implicaciones para la salud tan evidentes, que prácticamente todas las administraciones del mundo están considerando límites cada vez más estrictos para los niveles de los contaminantes. En Estados Unidos y en Europa, límites que hace unos años se consideraban admisibles, ya no se consideran legales. La Comisión europea está en proceso de revisión de directivas con objetivos para el año 2015, que doblan reducciones respecto a 2010, y ahora estamos muy lejos de los objetivos para el año 2010.. Esta nueva circunstancia implica que la polémica tanto años mantenida sobre si se está dentro o fuera de los límites establecidos carece de sentido. La legislación es cada vez más exigente y las autoridades no están tomando las medidas adecuadas para reducir estos efectos.
Concentración media anual de NO2 en µg/m3 de la Comunidad de Madrid y alrededores durante el año 2005
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El valor límite para la protección de la salud humana que entrará en vigor en el año 2010 es de 40 µg/m3 de NO2.
Importantes áreas de la zona metropolitana de Madrid y alrededores, en particular en la zona oeste, se encontrarían con valores sensiblemente superiores a ese límite |
Los epidemiólogos y expertos en la salud son concluyentes en sus informes, ninguna de estas concentraciones es admisible para la salud y el problema no es solo que se superen valores establecidos sino que la exposición durante elevados períodos a concentraciones cercanas a los límites establecidos pueden ser incluso más perjudiciales que superaciones puntuales. Estos profesionales estiman que en Europa entre el 1,8 y el 6,4% de las muertes en niños entre 0 y 4 años son debidas a la contaminación atmosférica y que la exposición durante largos periodos directamente reduce la esperanza de vida.
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Esta situación no es sostenible a corto, medio, ni largo plazo. Las consecuencias son de orden social, ambiental y económico |
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Además, algunas condiciones meteorológicas de España hacen que el problema sea peor que en otras partes de Europa. Por ejemplo, la mayor radiación solar favorece la contaminación fotoquímica y por tanto la formación de ozono, la resuspensión de partículas por escasez de lluvia, la recirculación de contaminantes, etc. O la existencia de episodios de intrusiones de partículas de origen sahariano. En este caso, los límites de emisiones deberán ser más estrictos ya que estos niveles naturales de fondo vienen impuestos y por ello cualquier contaminación añadida deberá ser menor para no llegar a los límites nocivos para la salud.
Esta situación no es sostenible a corto, medio, ni largo plazo. Las consecuencias son de orden social, ambiental y económico. Por citar las más acuciantes: afecta a la salud de las personas, especialmente a las capas de población más sensibles como niños, ancianos, mujeres embarazadas y enfermos de asma, o bronquitis, o enfermedades cardiovasculares; además de gravosas consecuencias económicas: se calcula que en España los gastos en costes relacionados con la salud se estiman entre el 1,7 y el 4,7% del PIB y el gasto que origina es de unos 16.839 millones de euros. Y mientras falta una cultura política que de la misma importancia estas muertes y estos gastos que otras como los accidentes de tráfico o los accidentes laborales. El resultado es la falta de medidas de choque.
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Nos encontramos, así, directamente con otra verdad incómoda, parafraseando al ex -vicepresidente de Estados Unidos, en su campaña de lucha contra el cambio climático, pero la calidad del aire en las ciudades, es un tema todavía más cercano y nos afecta de una manera mucho más inmediata. La deficiente calidad del aire existente y sus graves impactos contrasta con el incremento de los valores del PIB, que según la ortodoxia económica, informan nuestros niveles de vida. Es decir, somos más ricos, pero sigue habiendo problemas importantes sobre la salud generados por nuestro propio modelo de desarrollo. |
Esta disociación de calidad de vida del crecimiento económico atenta contra los principios de desarrollo sostenible. Esta situación requiere un enfoque integrado, tanto por sus múltiples implicaciones ambientales, económicas y sociales como por la heterogeneidad de los agentes implicados. Por ello, es obligatorio poner el vértice, en la dimensión más relevante, es decir la
salud de las personas y considerando no solo las inmisiones o concentraciones que respiramos, medidas como valores límite o midiendo los tiempos de exposición, es decir, el tiempo que cada uno soporta determinada contaminación a lo largo del día.
Es evidente que el modelo de transporte basado sobre todo en el automóvil privado que utiliza combustibles fósiles, así como la existencia de industrias, centrales energéticas y actividades contaminantes dentro y en el entorno de las ciudades son los responsables de este hecho. Hasta aquí, hay consenso, pero en seguida empiezan las contradicciones. Por ejemplo, los modelos urbanos de baja densidad que domina hoy en España están basados en el aumento del transporte privado y son responsables de una parte muy importante de estas emisiones. Las nuevas urbanizaciones que se extienden de manera difusa por el territorio, cada vez a mayor distancia de los núcleos urbanos, sin tener unos planes mínimos de transporte público. La consecuencia son los largos desplazamientos en coche y la congestión. Y la responsabilidad de estos desarrollos es de las administraciones locales.
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Somos más ricos, pero sigue habiendo problemas importantes sobre la salud generados por nuestro propio modelo de desarrollo |
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En la década de los setenta había unos 7 millones vehículos y se ha pasado a los 27 millones actuales. De los 4,5 millones de turismos se ha pasado a más de 20 millones. De no haber prácticamente coches diesel, que son los que emiten las partículas muy finas que son las más peligrosas para la salud, se ha pasado a que sean casi el 46% del número total. Se cita que ha mejorado la eficiencia de los vehículos respecto a la que había hace unas décadas pero sigue habiendo una importante contaminación debido al efecto "volumen" del aumento del número de coches. Es decir, aunque mejoremos la eficiencia si aumentamos mucho el número de fuentes contaminantes no conseguimos absolutamente nada.
El tejido industrial también ha cambiado mucho, de una industria pesada se ha pasado a otro tipo de industria menos pesada pero que en determinados enclaves como la bahía de Algeciras, Cartagena, Tarragona, Huelva, Pontevedra o Bailén sigue teniendo una importante responsabilidad en la calidad del aire de las ciudades. Se estima que alrededor de unos 2 millones de personas pueden estar sometidas a este tipo de contaminación, además aquí se producen muy diferentes sustancias tóxicas que influyen negativamente en la salud con muchos más compuestos y con las interacciones de los mismos. Aquí, sigue habiendo todavía en muchos casos la antigua disyuntiva calidad del aire-empleo. O medio ambiente - desarrollo.
El sector energético también es responsable de una buena parte de esta contaminación, y no se trata solo de emisiones de compuestos de azufre asociadas a la quema del carbón sino también por ejemplo, las centrales de ciclo combinado llevan asociadas importantes emisiones de óxidos de nitrógeno.
Pero el papel de nuestras autoridades hasta ahora también ha sido muy discutible, la ley española sobre Calidad del Aire vigente hasta finales del año pasado, era de 1972 y había quedado como es lógico obsoleta, en ese año no había ni siquiera Comunidades Autónomas, y los problemas de tráfico, tejido industrial y energético eran otros.
Recientemente se ha aprobado otra ley que incluye muchos aspectos positivos, pero que hasta ahora habían sido silenciados, como la necesidad de adoptar planes para reducir la contaminación de las ciudades, que incumplen los valores límite. |
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Los Ayuntamientos y administraciones locales no están adoptando las medidas necesarias para reducir esta contaminación, -medidas muchas veces muy impopulares como dejar el coche en casa, limitar las velocidades, establecer zonas de bajas emisiones, potenciar el tráfico en bicicleta, etc- ni siquiera informando a la población a posteriori, pero mucho menos con alertas tempranas, esta situación impide tomar decisiones informadas acerca de los tiempos de exposición al aire libre. Se trata de establecer una amplia gama de instrumentos que permitan la recuperación de la calidad del aire de las ciudades españolas. La Ley de Calidad del Aire y Protección de la Atmósfera, tiene como principal objetivo reducir las emisiones contaminantes en los núcleos urbanos, especialmente las asociadas al transporte. Puesto que la estructura de las ciudades puede contribuir de manera decisiva a la solución del problema de la contaminación, dicha ley también obligará a ayuntamientos y CCAA a tener en cuenta la contaminación atmosférica para aprobar nuevos planes urbanísticos.
TODOS GANADORESEl cumplimiento de límites más estrictos implicaría incuestionables beneficios para la salud e importantes ahorros anuales en materia de salud y de afecciones a los ecosistemas. Pequeñas reducciones de tan solo 5 microgramos por metro cúbico en los niveles de partículas podrían suponer un gran descenso de los niveles de morbilidad y mortalidad. Los expertos estiman que descensos en los niveles de partículas de 5 micro gramos por metro cúbico para Bilbao, Madrid y Sevilla supondrían evitar un total de 772 muertes prematuras al año además de reducir el número de admisiones urgentes por causas cardiacas y por causas respiratorias al año. ¿Qué cuesta mejorar la calidad del aire? Se trata deun derecho. Plantearlo es inadmisible.
Las medidas previstas en la Estrategia Europea para reducir la contaminación atmosférica suponen
ahorros 6 veces superiores a las inversiones necesarias para su control. La combinación de esta estrategia con las de mitigación del cambio climático, podrían reducir, las inversiones en un 20% según cálculos de la Agencia Europea de Medio Ambiente.
La población española es cada vez más exigente y demanda cada vez más información para ver como afecta a la salud, además de reclamar medidas reales para reducir la contaminación a la que estamos expuestos. Medidas tan sencillas como la elaboración de alertas a la población como sucede en Santiago de Chile o en México DF que dijeran cuales son los niveles previstos de contaminación podrían ser de gran utilidad para reducir nuestro tiempo de exposición, especialmente de las poblaciones mas vulnerables, como señala el informe del Observatorio de la Sosteniblidad, con costes mínimos puede disminuir sus tiempos de exposición, obteniéndose así, en muy poco tiempo, resultados positivos para su salud.
Resulta llamativamente contradictorio comparar las importantes campañas destinadas a explicar el efecto nocivo del tabaco y reducir el consumo del mismo, respecto a la escasez de campañas para señalar los efectos de la contaminación exterior sobre la salud y reducir la exposición a la contaminación exterior que perjudican nuestra salud independientemente de nuestras decisiones.
Progresar hacia un desarrollo más sostenible es progresar de una forma inteligente en las dimensiones económica, social y ambiental del desarrollo. Es evidente que la información todavía no es completa pero existen suficientes razones para actuar, no se trata de mejorar la calida de vida desde un punto de vista genérico, sino de evitar daños muy concretos a nuestra salud. El objetivo final debe ser reestablecer los valores de contaminación del aire a niveles inferiores a los límites marcados por la legislación y por tanto compatibles con la salud de la población.
Las generaciones futuras y nosotros mismos lo agradeceremos en muy poco tiempo.
Noelia Guaita (ingeniero industrial) y Fernando Prieto (Dr. en Ecología) han sido los coordinadores del informe sobre Calidad del Aire en las ciudades realizado por el Observatorio de la Sostenibilidad en España.