La basura o chatarra en órbita a la Tierra consta de cientos de millones de fragmentos. Entre estos desechos tenemos desde trocitos de pintura de viejos cohetes a trozos de paneles solares, e incluso satélites completos inactivos. Esta nube de detritus de alta tecnología gira alrededor del planeta a velocidades del orden de unos 28.000 km/h. A esas velocidades, muy superiores a las de las balas cuando son disparadas, incluso un objeto minúsculo puede agujerear una nave con la que se tope.
La NASA y el Departamento de Defensa de Estados Unidos están usando telescopios establecidos en tierra y radares láser (ladars) para seguir a más de 17.000 fragmentos de chatarra espacial y así ayudar a prevenir colisiones con misiones actualmente operativas. Tales sistemas iluminan con láseres de alta potencia los objetos a observar, midiendo el tiempo que tarda el pulso láser en regresar a la Tierra, para averiguar la ubicación exacta del fragmento en ese momento.
Ahora, unos ingenieros aeroespaciales del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), en Cambridge, Estados Unidos, han desarrollado una técnica de detección por láser que puede descifrar no solo dónde está el fragmento sino también de qué clase es. Por ejemplo, la técnica, del tipo conocido como polarimetría láser, podría ser empleada para discernir si la superficie de un objeto es de metal desnudo o bien si está cubierta con pintura. La diferencia, afirman los ingenieros, podría ayudar a determinar la masa, el momento y el potencial destructor del objeto.
La técnica, desarrollada por el equipo de Michael C. Pasqual y Kerri Cahoy, del MIT, puede fácilmente ser puesta en práctica en los actuales sistemas terrestres que vigilan la chatarra orbital.