El trabajo concluye que las distancias cultural y social percibidas por los entrevistados constituyen las principales fuentes de diferenciación, basadas en el racismo y la islamofobia, y propone mejorar los espacios de comunicación entre las familias
La confianza en las escuelas es un elemento esencial para que haya un clima y una cultura positivos en los centros educativos. Estos son los principales criterios en los que se basan las familias a la hora de decidir matricular a sus hijos en una determinada escuela. Cuando existen inmigrantes, las distancias culturales y sociales, así como las diferencias de normas y códigos de conducta percibidas por la mayoría étnica, se entrelazan en el proceso de socialización. Esto puede provocar malentendidos, conflictos étnicos y tensiones que pueden dificultar la confianza de las familias hacia los centros.
¿Pero cómo esta diversidad afecta a la confianza de los padres hacia las escuelas y las instituciones que regulan la educación? ¿Cuáles son estas percepciones de las familias autóctonas hacia los inmigrantes? Un artículo de Mina Prokic , investigadora asociada del Grupo de Investigación Interdisciplinario sobre Inmigración ( GRITIM-UPF ) del Departamento de Ciencias Políticas y Sociales de la UPF, publicado recientemente en la revista Educational Review, quiere dar respuesta a esta cuestión, poco explorada a nivel académico: “La confianza familiar en los centros, que es la combinación de la confianza en las otras familias, la dirección y la administración de la escuela y el profesorado, así como la percepción de la cultura y el clima escolar, se ve amenazada por las percepciones sobre la inmigración”, explica Mina Prokic.
El estudio está basado en 32 entrevistas y grupos focales de los padres autóctonos con hijos que asisten a escuelas de varios barrios de Barcelona, con distintos niveles de inmigración. Concretamente, incluye entrevistas a padres de nueve escuelas públicas, cinco de Ciutat Vella y cuatro de Sants-Monjuïc. Además, ha entrevistado a padres de dos escuelas privadas de Ciutat Vella y una de Sants-Monjuïc que decidieron deliberadamente no llevar a sus hijos a escuelas públicas debido al alto porcentaje de inmigrantes.
Racismo hacia inmigrantes no europeos
Según la autora, “mis datos revelan que los inmigrantes no europeos, especialmente los de Pakistán, Bangladesh, Marruecos e India, son objeto de racismo y se diferencian de la inmigración europea. Existe una jerarquía entre los grupos de inmigrantes, en la que los migrantes occidentales y europeos son favorecidos respecto a los demás”. El racismo fija categorías como la etnia, la cultura y la religión, incrustadas en la naturaleza de una persona y que funcionan como determinante de su comportamiento. "Los entrevistados ven estas categorías como marcadores de diferencia entre ellos y las familias de inmigrantes en las escuelas, aunque niegan que sean racistas", asegura.
Por eso, los migrantes de países no occidentales son percibidos como no dispuestos a integrarse; imponen sus prácticas culturales y religiosas; los ven como inferiores y con niveles educativos más bajos; no participan en actividades escolares, y aprovechan los beneficios sociales. También las familias españolas creen que las familias inmigrantes no cumplen con sus responsabilidades como padres ni para con la escuela: no transmiten los valores educativos adecuados a sus hijos, lo que genera desconfianza.
Percepciones que no se basan en interacciones directas
Mina Prokic explica que estas percepciones rara vez se basan en encuentros e interacciones directas, sino que se fundamentan más bien en creencias y estereotipos comunes sobre el islam, el pasado colonial y las oleadas migratorias posteriores. Los datos del estudio muestran que los entrevistados que no han llevado a sus hijos a una escuela pública del barrio debido al elevado nivel de inmigración son los que más desconfían de estos centros, mientras que los que llevan a sus hijos en la escuela pública tienen una mejor opinión y una mayor confianza. Así, "la composición étnica de una escuela se convierte en una medida indirecta de su calidad".
"Los padres se guían por la composición social del centro, evitan los altos niveles de inmigración, en lugar de guiarse por el proyecto educativo", explica la autora. Pero a pesar de que los entrevistados atribuyen el bajo rendimiento de los estudiantes inmigrantes y la menor participación de las familias inmigrantes en su cultura deficiente y en su lugar de origen, la autora remarca que la mayoría de estas representaciones negativas están relacionadas con obstáculos estructurales , como la situación socioeconómica más baja de los inmigrantes y su necesidad de realizar una jornada laboral inflexible, que puede suponer dificultades para su implicación en las actividades formales e informales y en el aprendizaje de la lengua.
¿Qué ámbitos se ven afectados dentro de la escuela?
A nivel escolar, algunos de los aspectos de la confianza que se ven más afectados son los de la competencia (la administración de la escuela no está haciendo lo suficiente para contrarrestar los efectos negativos de la inmigración); la fiabilidad (la escuela no puede ofrecer un nivel igual para todos los alumnos, ya que deben prestar más atención a los niños inmigrantes) y la apertura (la administración no escucha sus demandas en materia de inmigración y prioriza las necesidades de los padres inmigrantes).
Por otra parte, todos los entrevistados, independientemente de su opinión sobre la inmigración, piensan que los efectos de ésta deberían ser resueltos por las instituciones a nivel de la ciudad y no sólo por las escuelas locales. Así, se quejan del abandono institucional y la poca atención a los centros de alta diversidad, con carencia de recursos humanos y económicos y condiciones desiguales respecto a otras escuelas con menores niveles de inmigración.
La otra cara de la moneda son los profesores, ya que los entrevistados creen que tratan la inmigración de forma adecuada, con altos niveles de competencia y fiabilidad; y las asociaciones de familias (AFA), de las que consideran que invierten tiempo y muchos esfuerzos para que la comunidad funcione.
Algunas acciones que podrían ayudar a revertir la situación
Según la autora, algunas de las recetas que podrían aplicarse para cambiar esta realidad serían una mejor educación de la ciudadanía española (y especialmente de los maestros y educadores) sobre la migración, sus vínculos con la historia colonial y las implicaciones del racismo. En segundo lugar, las escuelas deberían reconocer en el currículo a los diferentes países de origen de las familias inmigrantes y hacer espacio para debatir la diversidad étnica, para garantizar una mayor pedagogía sobre las diferentes culturas y religiones; y finalmente, las instituciones deberían tranquilizar a las familias y explicarles que la diversidad presenta beneficios para la educación de sus hijos, además de ser transparentes y comunicar qué políticas se están implementando en relación con este ámbito.
“Aumentar las oportunidades y los espacios de comunicación entre familias de diferentes procedencias y homologar las demandas culturales y religiosas en todos los centros, con independencia de su nivel de diversidad, sería un paso hacia la mejora de la situación actual, en la que los programas y las acogidas se implementan de forma diferente en cada centro”, concluye Mina Prokic.
Referencia bibliográfica: Prokic, M. (junio de 2024) “Racism, Islamophobia and trust in schools: percepciones de diversidad en schools en Barcelona”, Educational Review
https://doi.org/10.1080/00131911.2024.2364695