El grupo de investigadores formado por miembros del <a title="Instituto de Neurociencias" href="https://in.umh-csic.es/es/" target="_blank">Instituto de Neurociencias</a>, centro mixto de la <a title="Universidad Miguel Hernández" href="http://www.umh.es/" target="_blank">Universidad Miguel Hernández</a> (UMH) y del <a title="Consejo Superior de Investigaciones Científicas" href="https://www.csic.es/es" target="_blank">Consejo Superior de Investigaciones Científicas</a> y del <a title="Instituto de Biología Molecular y Celular" href="https://idibe.es/" target="_blank">Instituto de Biología Molecular y Celular</a> de la UMH, ha descubierto el mecanismo que explica el efecto analgésico del hialuronato de sodio, una substancia que se utiliza en cirugía estética y oftalmológica y se inyecta en millones pacientes para tratar el dolor articular. El estudio acaba de ser publicado en la revista <em>Nature Communications</em> el 27 de Agosto de 2015.
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El hallazgo de una nueva y especial interacción entre el hialurónico y el canal TRPV1, abre nuevas posibilidades a la modulación de canal iónico para el tratamiento del dolor |
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El hialuronato de sodio (hialurónico) es una substancia que se encuentra presente en todos los tejidos y de forma natural en el líquido sinovial que contienen las articulaciones, donde se sabe que actúa como amortiguador de las fuerzas mecánicas que se generan continuamente con el movimiento, previniendo que tales fuerzas desgasten y dañen la articulación. Esto sin embargo, acaba ocurriendo en una gran parte de la población mayor de 60 años, lo que da lugar a la artrosis, especialmente de rodilla, enfermedad que se acompaña de inflamación, dolor intenso y discapacidad física.
En la artrosis, la concentración y el tamaño de las moléculas de hialurónico articular son bajos, lo que reduce su efecto amortiguador, facilitando el daño de los tejidos articulares y la liberación de substancias químicas inflamatorias. Estas a su vez, actúan sobre unas moléculas llamadas canales TRPV1, presentes los nervios de la articulación y los excitan, haciendo que manden señales nerviosas de dolor al cerebro.
Desde hace años, para tratar la artrosis se emplea la inyección de hialurónico en la rodilla, buscando lubricarla para así reducir el dolor. En el estudio ahora publicado, los investigadores han descubierto que el efecto analgésico del hialurónico inyectado en la articulación, no solo se debe a la recuperación de su papel como filtro viscoelástico, sino que se une también a los canales TRPV1, haciéndolos menos sensibles a las sustancias inflamatorias, con lo que los nervios que señalan el dolor articular se silencian en parte. El estudio experimental, que incluye experimentos biofísicos en canales iónicos, de imagen y de registro nervioso y conducta en animales así como modelos moleculares computacionales, han participado los profesores Elvira de la Peña y Carlos Belmonte, junto con la Dra Ana Gomis, investigadora del CSIC y los investigadores predoctorales Rebeca Caires y Enoch Luis, todos del Instituto de Neurociencias, los profesores Antonio Ferrer-Montiel, Gregorio Fernández-Ballester junto con el investigador Francisco Taberner, del Instituto de Biología Molecular y Celular y el Profesor Endre A. Balazs del Matrix Biology Institute en New Jersey, USA.
El canal TRPV1 está implicado en los procesos dolorosos en general y en muchas otras funciones biológicas, por lo que es hoy objeto de un gran esfuerzo investigador y farmacológico. El inesperado hallazgo de una nueva y especial interacción entre el hialurónico y el canal TRPV1, abre nuevas posibilidades a la modulación de dicho canal iónico para el tratamiento del dolor y muy en particular, del dolor en la artrosis.