Los árboles guardan en sus troncos la memoria de las tormentas solares del pasado
Cuando pensamos en los anillos de los árboles solemos imaginar que cuentan la edad de un bosque o revelan sequías antiguas. Pero en realidad, los árboles también han guardado memoria de tormentas solares ocurridas hace siglos.
En 2012, la física japonesa Fusa Miyake descubrió algo extraño en los cedros de Japón. Los anillos que correspondían al año 774 d.C. tenían un nivel de carbono-14 mucho más alto de lo normal. Ese carbono-14 se forma en la atmósfera cuando llegan rayos cósmicos muy energéticos y ese carbono es incorporado después por los árboles al crecer. El pico observado era tan grande que sólo podía explicarse por una tormenta solar extraordinariamente potente, capaz de bombardear la Tierra con partículas y alterar la química de la atmósfera.
Desde entonces, se han encontrado otros picos similares en anillos de otros árboles y en núcleos de hielo. Se los conoce como eventos Miyake. Incluso se ha identificado uno de 14.000 años que podría ser el mayor evento solar registrado en la historia.
