Fecha
Autor
Wenceslao Martínez del Olmo (Repsol YPF)

¿Llegó el fin del petróleo?

Los años 2004-2005 han caracterizado un aumento del <a href="http://cincodias.com/articulo/20060125cdscdseco_3" target="_blank">precio del barril de petróleo</a> de los 30 a los 60-65$, cifra en la que parece haberse estabilizado, y decimos parece, porque estas predicciones son difíciles y han fallado históricamente.

Este inesperado y brusco aumento del precio ha suscitado muchas preguntas, pero la que más atrajo la atención y promovió numerosos comentarios, es aquella que podríamos enunciar como: ¿Se está acabando el petróleo en nuestro querido planeta? ¿Es esto lo que motiva el incremento de su precio? Pues bien, no sé si muy acertadamente, trataremos de describir algunas de las causas y esbozar un escenario futuro que, sin ánimo de alarmar, podríamos calificar de aún más incierto para las economías de los países que, muy desafortunadamente, han venido a llamarse del primer mundo. Sería mejor usar aquello de mundo desarrollado, para que la adjetivación de primer, segundo y tercer mundo nos produzca menos desasosiego y quizás, para algunos, vergüenza.

¿Que ocurre? ¿Porqué esta crisis, si no hay guerras, ni claros motivos de desestabilización? Pregunta que surge de observar como la guerra del Yonk Kippur, la revolución iraní o la invasión de Kuwait por Irak, fueron motivos detonantes del alza de los precios (figura 1). Pero también de esa misma figura se desprende que estos significativos hechos no llegaron a producir el impacto que ahora se está viviendo, ya que el incremento de precio, ni fue tan importante, ni tan duradero.

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Figura 1. Perfil de precios expresado en $ corrientes por barril.

Pues bien, las causas son sencillas de entender y pueden resumirse en:

    1. Desde 1960 la demanda de petróleo ha pasado de los 10 millones de barriles/día a los cerca de 30 actuales, hecho que ha ido acompañado de una drástica reducción en el número de nuevos descubrimientos que la actividad exploratoria proporciona y en la cantidad de reservas mundiales que ella añade (figura 2) Así que desde 1986 las estadísticas que recogen las curvas de reemplazo de reservas y producción se han cruzado. ¿Es esto coyuntural? Pues dado que el planeta está lleno de pozos, parece que no, y he de advertir que esta apreciación no es solo personal, pues está muy extendida en nuestro gremio de exploración, y eso que por naturaleza o necesidad somos optimistas.

En una palabra, ya sea de año en año o en periodos plurianuales, cada vez se descubren menos nuevos barriles de petróleo, y ello a pesar de que las nuevas tecnologías de exploración-producción han abierto posibilidades que hace 20 años se nos antojaban puras quimeras, tales como la exploración en aguas profundas (>2.500m), la realización de pozos horizontales y ultra-profundos (>6.500m), la rapidez de acceso y manejo de la información técnica, y un largo etc. que no es preciso describir en detalle.

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Figura 2. Incorporación de reservas y producción o consumo.

      2. Al tiempo que ocurría esta descapitalización de las compañías privadas y gubernamentales, pues producen más de lo que reponen, las reservas mundiales de petróleo se han ido progresivamente desplazando, incrementando su porcentaje, en una serie de países (figura 3) que todos conocemos como Oriente medio.

    ¿Es inquietante esta situación para las economías occidentales? Supongo que sí, pues de continuar esta tendencia, dentro de 10-20 años, quizás antes, la OPEP volverá a ser más fuerte de lo que fue. ¿Quién dijo en los 80 que había muerto?

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    Figura 3. Petróleo: reservas probadas y producción por áreas geográficas.

    Así que el petróleo no se ha acabado, pues aún hay reservas contabilizadas de petróleos medios y ligeros, lo llamado convencional, del orden de 1.300.000 millones de barriles, que al ritmo de consumo de 80 millones de barriles/día (30.000 millones/año) asegurarían 40 años de suministro. Pero ¿cómo crecerá el consumo? y ¿qué podemos imaginar si la actual tendencia de descapitalización y de localización geográfica de las fuentes de suministro continúa? y más aún ¿cómo se reaccionaría cuando estemos a 10-20 años de ese previsto agotamiento o final?

    Algunas estimaciones (figura 4) apuntan a que esos 40 años se acortarán pues en los próximos 20, China, India, Asia, Rusia y África doblaran la demanda, USA la incrementará en un 40%, mientras que Europa-Japón-Latinoamérica tendrán incrementos poco significativos. En resumen, mientras en los países OCDE la demanda crece al 0,6% anual, un ritmo igual al de la población, en los LCD las necesidades crecen al 4,5% anual, un 2,5% más que el crecimiento de la población. Y, si consumo de energía y de petróleo significan bienestar, nadie puede negar a nadie el progresivo acceso al mismo. Es más, estoy seguro que todos deseamos un acelerado progreso de los países y regiones que aún están lejos de los niveles de desarrollo que otros han alcanzado. Dicho de otra forma, bienvenidas sean China y la India, aunque se estime (figura 1) que ellas sean una de las razones del precio alcanzado en el último año.

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    Figura 4. Demanda prevista por tipo de combustible.

      3. Si las dos razones anteriores son las raíces del problema, a ellas podemos agregar otras, quizás más coyunturales, tales como: a) Percepción de riesgo de suministro en importantes países exportadores (Nigeria, Arabia Saudita, Venezuela, Irán, Irak y Rusia). b) Saturación de las instalaciones de producción de la OPEP, no de las reservas, después de décadas de exceso de capacidad. c) Notable incremento de la demanda de los países en desarrollo no-OCDE. d) Aprovisionamiento de los stocks estratégicos de los países consumidores y e) Y como no, especuladores que siempre que el río anda revuelto, pescan en los mercados.
    Así que, ante el desafío planteado deberemos buscar soluciones. ¿Cuáles pueden ser estas? Algunas parecen evidentes y quizás fáciles de alcanzar y otras ni lo uno, ni lo otro. Veamos algunas posibles soluciones y sean Vds. los lectores, quienes las califiquen:

    a) Reducir el consumo de hidrocarburos líquidos, no de energía, porque esta es sinónimo de bienestar social, pero tampoco despilfarrarla, proceda de donde proceda, sea o no renovable. Confiemos en que soplará el viento o lucirá el sol, para que el planeta decida cambiar su clima y deje de hacerlo.

    b) Seguir desarrollando el uso de energías alternativas hasta donde sea razonable, seguro y respetuoso con el medioambiente.

    Con relación a este punto conviene reseñar que el uso del gas natural representa una inmejorable alternativa por varias razones que pasamos a enunciar:

      - Las reservas mundiales equivalen energéticamente a otros 1.400.000 millones de barriles de petróleo.
      - Razones de mercado han hecho que la exploración buscando gas no haya sido tan intensa como la dirigida hacia los líquidos, incluso podría decirse que ha estado un tanto olvidada, luego si nos dedicamos a ella, seguro que tendremos más posibilidades de éxito, y el éxito es aumentar las reservas.
      - Las reservas mundiales están geográficamente más diversificadas (figura 5) y la producción-consumo todavía no ha generado esa descapitalización comentada para el petróleo. Además, quemar gas es menos contaminante que quemar petróleo y sus derivados.

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      Figura 5. Gas: reservas probadas y producción por áreas . ...geográficas

      c) Siempre que ésta sea responsable, y vigilada-controlada por los gobiernos, no prohibir la actividad exploratoria en ningún lugar del planeta. Nadie podrá asegurar que jamás habrá un derrame desde una instalación marina o terrestre, pero 100 años de historia, y tecnología del siglo 21 parece que deben otorgar una confianza que en algunos lugares se está negando.

      d) Resolver los conflictos existentes: desequilibrios entre países productores y consumidores, guerras abiertas o encubiertas, por vía de la cooperación y no del enfrentamiento.

      e) Seguir invirtiendo en la innovación tecnológica, esperando o confiando en que ella permitirá el aprovechamiento de las reservas-recursos no convencionales: petróleos pesados y extra-pesados, bitúmenes, arenas asfálticas, rocas madres o arcillas ricas en materia orgánica etc., pues ese conjunto de posibilidades representa otros 7.500 millones de barriles potenciales de petróleo, que en un 75% se localizaría en Canadá, Venezuela y USA. ¿Cuántos se podrán finalmente recuperar? Evidente que esa cifra dependerá del precio del barril convencional y del desarrollo de una tecnología que mejore los actuales métodos de recuperación.

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