Fecha
Autor
Naredo, J. M. y Gutiérrez, L. (Eds). Universidad de Granada y Fundación César Manrique, 2006.

La incidencia de la especie humana sobre la faz de la Tierra (1955-2005).

HOMO DEPRAEDANS<br> Un alegato por la dignidad Reseña realizada por Francisco Alburquerque Llorens<br> Unidad Asociada "Desarrollo Sostenible", CSIC<br>Instituto de Desarrollo Regional. Sevilla

Tal como alertan los autores del libro , la visión que se tiene del medio ambiente es esencialmente "higiénica y cosmética", centrada principalmente en el control de la contaminación y el reciclaje de residuos, con una atención mucho menor hacia las causas principales de dichos fenómenos y al carácter depredador de las formas de utilización de los recursos, materiales y energía que tienen lugar a un ritmo que excede con mucho la capacidad regenerativa de la biosfera en la actual sociedad industrial.

Esta señal de alerta no es nueva y, en tal sentido, el libro rinde homenaje al grupo de pioneros de la "Escuela de Geografía de Berkeley" que, en 1955, organizó en la Universidad de Princenton, EEUU, el Simposio "Man's Role on Changing the Face of the Earth" con la participación de Carl Sauer, Lewis Mumford y Clarence J. Glacken, entre otros. Cincuenta años después de dicho simposio, siguen siendo muy escasos los análisis globales sobre la incidencia de la especie humana sobre la faz de la tierra y muy insuficientes las medidas políticas para frenar este proceso de depredación.

La idea central del libro insiste en que hay que alterar la actual forma de desarrollo y los patrones de consumo de los países desarrollados así como de los grupos ricos, que representan en conjunto el 20% de la humanidad. Obviamente, como recuerdan los autores, esto no se resuelve únicamente con más educación medioambiental, sino con medidas políticas. Asimismo, no basta con los planteamientos abstractos y universales sobre los problemas globales ya que ello no puede desviar la atención de las responsabilidades concretas que tienen ciertas empresas, países e instituciones en esos cambios

La lectura del libro da cuenta del magnífico esfuerzo realizado por incorporar un enfoque integrado de las diversas perspectivas y aspectos relevantes del proceso de depredación que conlleva el metabolismo de la sociedad industrial actual. En tal sentido, el libro pasa revista a la situación de la influencia humana sobre los procesos geomorfológicos, el uso de la energía y los materiales, los sistemas de transporte y la congestión urbana, la fragmentación territorial y la magnitud de las catástrofes por inundaciones e incendios forestales, la incidencia de la televisión en las interacciones sociales y en la difusión del poder, y la crisis de las democracias.

La valorización de la diversidad cultural, el estudio de la vida local y la recuperación de la "cultura del territorio" son aspectos muy presentes en las preocupaciones del simposio de Princenton en 1955, que hoy conectan con quienes defendemos la necesidad de un enfoque territorial (y no sólo agregado y abstracto) del desarrollo económico y social.

Es claro que no basta únicamente con la denuncia de la depredación que provoca el actual modelo de producción y consumo a nivel mundial. En este sentido, cabe exigir algo más de coherencia a nuestros representantes políticos y a la comunidad científica en general, pues no basta con saber que algo debe cambiarse urgentemente, sino que hay que intentar cambiarlo.

Como se señala en el libro, gran parte de los impuestos que pagamos se relacionan con el rendimiento económico de las personas físicas, es decir, sobre el trabajo. Si en vez de gravar el trabajo, el sistema impositivo gravara el consumo de materiales y energía, se evitarían despilfarros y deterioros ecológicos, y se haría más eficiente desde el punto de vista de la sostenibilidad la sustitución de mano de obra por capital intensivo, con una incidencia menos negativa sobre la destrucción del empleo no sólo en los países desarrollados, sino -sobre todo- en los países en desarrollo donde las dificultades para encontrar empleo constituye un problema crucial.

Hay que agradecer, pues, a José Manuel Naredo y sus colegas del consejo asesor de la colección que edita la Universidad de Granada y la Fundación César Manrique este excelente texto, que merece una atenta lectura, al ser un hermoso alegato por la dignidad del ser humano, el respeto de los ciclos de la biosfera y el desarrollo de una democracia de calidad, basada en una auténtica participación ciudadana.

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