Fecha
Autor
Antonio Rodríguez de las Heras (Catedrático de Historia Contemporánea en la Universidad Carlos III de Madrid)

Historia virtual

¿Qué hubiera pasado si....? La Historia virtual no pretende ser una ciencia, sino más bien un ejercicio lógico que nos permite ver que la historia no es un hecho predeterminado y que cambiando variables cambiarían los acontecimientos. ¿Y si no se hubiese descubierto la pólvora?
Recientemente se ha publicado un libro, escrito por prestigiosos historiadores, con el título Historia virtual de España (1870-2004), bajo la dirección de Nigel Townson. No es el primero que se escribe movido por la pregunta tan frecuente que nos hacemos ante hechos históricos, y también referentes a nuestra biografía: ¿qué hubiera sucedido si.?

Hace unos años, la misma editorial, Taurus, publicó el libro coordinado por Niall Ferguson Historia virtual. ¿Qué hubiera pasado si...? Y Robert Cowley es el editor de una serie de títulos que comienzan todos ellos por What If y que son la continuación de su artículo "The Road Not Taken.". Todos estos libros responden a la misma estructura: el coordinador reúne a un grupo de historiadores y les plantea una pregunta a cada uno sobre la marcha de la historia en el caso de no haberse producido un acontecimiento, dado una situación, o de no haber vivido un personaje.

En estos títulos está el interés comercial de satisfacer a un público gustoso de que los historiadores, con sus conocimientos de los hechos, entren en el juego de elucubrar sobre otros desenlaces de una situación del pasado, y que lo hagan abiertamente y no a través de breves ráfagas, apenas insinuadas, que se pueden detectar en un libro de historia escrito con sujeción al rigor científico.

El historiador que accede a estos requerimientos editoriales se cuida mucho de dejar bien claro que es un puro ejercicio de imaginación a partir, eso sí, de un profundo conocimiento de la historia.

Pero detrás de estos títulos, y esto es lo más interesante, hay un espacio en donde se puede dar un encuentro transdisciplinario sobre epistemología de la historia. Transdisciplinario porque el fenómeno afecta a las ciencias sociales y humanas y a las ciencias de la naturaleza.

Estamos encerrados en el presente, al que sólo se puede llegar por un único camino. Y sin embargo ese camino está lleno de encrucijadas que nos habrían desviado de la ruta que nos ha traído hasta este presente. Esta es la sensación que tenemos.

El historiador nos enseña ese camino mediante un discurso que atraviesa el pasado y nos instala en el presente. Cuando el historiador consigue una buena narración de lo sucedido, el lector bascula continuamente a través de ella, y sin solución, entre la necesidad y la aleatoriedad; es decir, entre la idea de que teníamos que llegar necesariamente a este presente y, por el contrario, que estamos aquí y ahora por azar. Una narración histórica debe crear en el receptor estas impresiones encontradas, y mantenerlas sin solución, porque de no ser así y desequilibrarse se cae en formas más o menos encubiertas de determinismo o se vaga por el desierto sin fin de lo que pudo ser y no fue. A las dos simplificaciones les falta rigor teórico, pero son mucho más fáciles de comprender.

Es más difícil aceptar que determinismo y aleatoriedad no se excluyen mutuamente y que hay que mantenerlos unidos, aunque en tensión, para entender el movimiento de la historia. Para ello se exige que cualquiera que sea el objeto de estudio (un individuo, una comunidad, una institución.) se trate como un sistema abierto a un entorno. El sistema es voluntad, propósito, decisión, proyecto, determinación, tendencia, regularidad, permanencia. Y el entorno es aleatoriedad, casualidad, coincidencia, circunstancia, impredecibilidad. El conflicto permanente entre las dos partes constituye uno de los ejes epistemológicos para la construcción de la historia. Ningún objeto vivo puede abarcar todo su entorno y acabar con la indeterminación. Ni tampoco nuestra historia es el resultado de incontables lanzamientos de dados.

Decimos que un pequeño suceso ha podido cambiar el rumbo de la historia. Pero hay que añadir que la incidencia de muchos otros más a lo largo del transcurso de la historia no han producido ese efecto. Cuando estamos viendo un partido de fútbol podemos hacernos también esta pregunta: ¿qué habría sucedido si ese pase de balón en el centro del campo hubiera sido interceptado o esa falta no hubiera sido señalada? ¿Cómo habría seguido el desarrollo del partido? ¿Habría dado un resultado distinto? Lo más probable es que esa desviación de lo sucedido hacia otro posible desarrollo se absorbiera y no produjera ningún cambio significativo. Las desviaciones posibles que formulamos con "y si hubiera sucedido que." se absorben tarde o temprano y no se concretan en divergencias o se estancan por trayectorias inviables. Y cuanto mayor sea la escala temporal que apliquemos más difícil resulta que una desviación termine en una divergencia definitiva.

La historia virtual puede alcanzar el rigor metodológico de la prospectiva. La prospectiva indaga el futuro desde las condiciones del presente, y la historia virtual explora a qué presente podríamos haber llegado desde una situación del pasado. Sin embargo, está afectada de una grave carencia: la prospectiva puede comprobar con el paso del tiempo el grado de ajuste de sus predicciones, algo inalcanzable para la historia virtual.

La historia virtual tiene interés más allá del comercial si, por el debate que provoca, motiva al historiador a que preste más atención a cuestiones teóricas y epistemológicas y a que tome contacto con otras disciplinas científicas que desde otros planteamientos y necesidades están preocupadas por temas transdisciplinarios, como puede ser el de la complejidad. Con frecuencia el historiador confunde complejidad con complicación y se empeña en levantar con toda minuciosidad un escenario histórico. Labor de reconstrucción, eso sí, pero que no aporta más fundamento para explicar por qué sucedió lo que sucedió. Ya que aunque consiguiéramos recomponer el escenario hasta el más mínimo detalle no por eso tendría que producirse el mismo desenlace.

Por otro lado, la historia virtual en pequeñas dosis resulta estimulante para la narración histórica; en dosis mayores, como sucede con algunas sustancias, resultaría dañina.

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