David Barrado y Jorge Lillo<br />Investigadores del Centro de Astrobiología (INTA-CSIC)
Premio madri+d de Comunicación Científica.
1.- Desde hace más de diez años la Fundación madri+d publica semanalmente un análisis de carácter divulgativo sobre un tema relevante relacionado con la ciencia y la tecnología escrito por un experto ¿Cree que es posible una comunicación eficaz de la ciencia a los ciudadanos? ¿Cree que debería formar parte de la actividad necesaria de un investigador?
David: No solo es posible ese diálogo entre la investigación y la sociedad: es realmente esencial. Por una parte que los científicos justifiquemos nuestra actividad y por otra para que el ciudadano entienda en qué se invierten los recursos, sobre todo cuando son públicos, y qué debe esperar. En cuanto al investigador, creo que sería más efectivo centrarse sobre en los grupos de investigación y en actuaciones más ambiciosas y enfocadas. No es estrictamente necesario que todos los investigadores expliquen qué es lo que hacen, sobre todo si no disponen de una formación adecuada. Después de todo, se trata de explicar adecuadamente, no de saturar con información que al final no se pueda digerir.
2.- Su análisis La epopeya exoplanetaria: planetas gigantes, planetas rocosos trata con originalidad y destreza un tema de interés y actualidad científica contextualizado con la historia de la física ¿Por qué eligieron este tema?
Jorge: Nos encontramos en una etapa de la Astronomía en la que la exploración exoplanetaria ha cobrado gran importancia entre la comunidad científica y que, además, despierta gran interés entre la ciudadanía. Los últimos avances tanto científicos como tecnológicos nos han permitido en tan solo 20 años hallar miles de planetas fuera de nuestro sistema solar. En este sentido, la misión Kepler ha representado un salto tanto cualitativo como cuantitativo en el número de planetas detectados y en su caracterización. La gran diversidad de propiedades que hemos encontrado en estos sistemas planetarios nos ha asombrado. En este artículo ponemos el foco en Kepler-37b, el planeta más pequeño conocido hasta la fecha, con un tamaño similar al de nuestra Luna. Esto ha sido posible gracias a las sinergias entre observatorios espaciales y terrestres, lo cuál pone de manifiesto la necesidad de estos últimos como herramienta clave para la exploración del Universo.
3.- ¿Qué es lo que más le sorprende y lo que más le desalienta cuando participa en alguna actividad de divulgación científica?
David: La falta de profesionalidad en alguna de las partes implicadas puede hacer que todo el proceso fracase. El objetivo siempre está claro, explicar de una manera asequible, y si no se consigue enriquecer a una persona, el esfuerzo habría sido inútil. De todas maneras, observo bastante desinterés en amplias capas de la población, incluyendo a los más jóvenes, lo que es muy preocupante. Tampoco se encuentra todo el apoyo deseable en los estamentos políticos u otros actores sociales como fundaciones o grandes empresas. Creo firmemente que la divulgación, como la investigación y la educación, es tarea de todos y que todos salimos beneficiados.
4.- ¿Utiliza algún instrumento de comunicación social: Twitter, Facebook, otras redes especializadas, etc. para divulgar la investigación que realiza?
Jorge: Sí, por supuesto. Los hallazgos e investigaciones que realizamos para comprender mejor nuestra naturaleza y lo que nos rodea no pueden pertenecer solo a los investigadores. El retorno científico a la sociedad es, además de una pasión, una obligación para nosotros, con el objetivo de dar a conocer los avances en nuestra comprensión del Universo. En mi caso, yo hago uso de las redes sociales y un blog de divulgación titulado 'Eppur si muove' (perosimuove.wordpress.com) en el que cuento de forma amena y relajada los últimos descubrimientos en Astronomía, además de otras secciones interesantes como Astro-inventos, donde se cuenta el origen de algunas herramientas cotidianas (como el wi-fi o el termómetro) que fueron desarrollados por astrónomos.
5.- ¿Cuál es el papel del científico en la divulgación de la ciencia?
David: Por supuesto, es una pieza esencial tanto por su dominio de la materia como por el propio ejemplo y los valores que transmite. Se trata tanto de explicar unos contenidos científico-técnicos, que no olvidemos que también forman parte de la cultura, como de mostrar carreras profesionales y opciones vitales. Además, quisiera insistir en el papel de la ciencia dentro de la cultura, ya que es parte integrante de la misma. No comparto esa dicotomía entre ciencia y humanidades, la formación del ser humano y por tanto del científico tiene que ser integral. De hecho, creo que en cierta medida habría que retomar los valores del Humanismo y aplicarlo nuevamente a la actividad investigadora, en una ciencia humanista, más próxima a las verdaderas necesidades de la sociedad. Esta formación integral revertiría en una divulgación mucho más eficaz.
6.- ¿Tiene alguna sugerencia o recomendación para mejorar la comunicacion y cercanía de la ciencia a los ciudadanos?
Jorge: La forma de comunicar es esencial. El lenguaje empleado puede hacer que una persona completamente ajena al campo adquiera pasión por el mismo o, por el contrario, se aburra profundamente y deje de leer o escuchar. Debemos meternos en la piel del lector o del oyente y pensar cuidadosamente qué palabras usar para no perdernos en el lenguaje y que se capten las ideas que queremos transmitir. Las charlas a los más jóvenes en colegios e institutos son también importantes para motivar y normalizar la divulgación entre la sociedad.
David: Es necesario insistir en una labor incesante. Recientemente se ha publicado que el 25% de españoles piensan que el Sol gira alrededor de la Tierra, por poner un ejemplo. La educación es continua y el proceso debe incorporar nuevas tecnologías para renovarse y acercarse a todos los ciudadanos.