El granito de Madrid, un valor patrimonial a potenciar

	El patrimonio construido constituye un recurso de gran potencial social y económico y a su vez tiene la frágil ventaja de ser único e irrepetible

Pasear por los centros históricos de ciudades y pueblos, así como por caminos y senderos tradicionales debe ser una experiencia única, en donde cada piedra evoque costumbres y modos de hacer de un tiempo remoto. Sin embargo, el trabajo artesanal, los materiales y el concepto de tiempo han cambiado drásticamente desde la época de elaboración de los sillares de piedra natural que hoy constituyen monumentos y cascos históricos de ciudades y pueblos. La aparición de conceptos tales como usar y tirar, arquitectura efímera y nuevos materiales han causado que la salud de las piedras de construcción tradicional se encuentre en una situación precaria en la mayoría de las ciudades.

La toma de consciencia del nuevo valor que ha adquirido el patrimonio construido es un reto y una responsabilidad de toda la sociedad. La administración incrementa sus esfuerzos en restauración y conservación del patrimonio y la investigación científica, con técnicas de diagnóstico no destructivas, tiene un papel fundamental en este aspecto. Conceptos como sostenibilidad, educación ambiental, revalorización y participación ciudadana deben ir de la mano de durabilidad, eficacia y eficiencia de materiales y de esta forma mitigar los factores que influyen en el deterioro y pérdida del patrimonio construido.

El uso de la piedra de construcción ha estado determinado por la proximidad de los recursos geológicos. Los materiales pétreos que históricamente se han utilizado en la Comunidad de Madrid provienen del Sistema Central Español y de su cuenca terciaria. El sílex ha sido utilizado desde el siglo IX hasta el XI, cuando fue paulatinamente sustituido por la dolomía de Redueña y el granito, llamado tradicionalmente piedra berroqueña. En el siglo XVIII la caliza de Colmenar de Oreja experimentó un 'boom' en su uso. Sin embargo, la piedra berroqueña forma parte la mayoría de los monumentos, edificios, mobiliario urbano, calles empedradas y de casi toda la arquitectura rural y obra civil. Representado durante siglos la principal actividad económica en muchos pueblos de la Sierra de Guadarrama.

Los granitos de Alpedrete, Cadalso de los Vidrios, Colmenar Viejo y Zarzalejo cuentan con gran representación en el patrimonio construido de la Comunidad de Madrid formando parte de la mayoría de sus monumentos. La plaza Mayor, el Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, el Palacio Real de Madrid, la Puerta de Alcalá, la Biblioteca Nacional y la Catedral de la Almudena son algunos ejemplos, siendo los granitos de Alpedrete y Zarzalejo los más utilizados. La piedra berroqueña también forma parte de edificios modernos como centros comerciales y las ampliaciones del museo Reina Sofía y del Banco de España. Aunque también está presente en las terminales de los aeropuertos de Atenas y Cork, el consulado británico de Hong Kong y centros comerciales de China, por citar algunos edificios.

El grupo de investigación Petrología Aplicada a la Conservación del Patrimonio ha presentado la región productora de piedra berroqueña y a los granitos de Alpedrete, Zarzalejo y Cadalso de los Vidrios como candidatos a la designaciones 'Global Heritage Stone Province' (GHSP) y 'Global Heritage Stone Resource' (GHSR) para lograr el reconocimiento internacional del granito de Madrid utilizado en edificios emblemáticos y así potenciar su prestigio y aumentar la producción y exportación.

El granito es una roca ígnea producida a partir del enfriamiento del magma en una cámara magmática, lo que conlleva a la cristalización de los minerales una profundidad kilométrica. Para que el granito aflore en superficie es necesaria la denudación o erosión del material situado por encima. La pérdida de este peso litostático produce una descompresión generando microfisuras perpendiculares a la dirección del esfuerzo distensivo. Estas microfisuras definirán los planos de corte tradicional, hábilmente utilizados por los canteros para extraer los bloques. Es decir, la ley, o dirección en la que la piedra se divide más fácilmente; la mano buena o dirección de la segunda división más fácil y la mano mala, dirección en la que la piedra es más difícil de dividir. Por lo que los planos de corte tradicional del granito enfatizan su anisotropía (variación de una propiedad física con la dirección de medida), que determina la calidad y resistencia al deterioro. Las causas y el efecto del deterioro en monumentos y edificios se determinan con diferentes técnicas encaminadas a definir la calidad y durabilidad como son análisis petrográficos, petrofísicos y ensayos normalizados de envejecimiento artificial acelerado.

Las piedras de construcción son muy susceptibles al deterioro debido a su gran exposición a agentes ambientales y antrópicos agresivos. Observaciones microscópicas indican que la labra tradicional genera coalescencia de microfisuras de descompresión y una zona de debilidad que favorece el ascenso hídrico, cristalización del hielo y sales que producen desplacados, deterioro más frecuente en los sillares inferiores del granito en la ciudad de Madrid. La variación de densidad, porosidad, velocidad de propagación de ondas de ultrasonido, propiedades mecánicas y color informan sobre la evolución de la microfisuración que varía para cada tipo de granito.

La elección apropiada de la piedra para obra nueva o restauración, según su calidad y uso tradicional garantiza una mayor resistencia al deterioro y, por lo tanto, aumenta su durabilidad. Los análisis petrofísicos han probado la excelente calidad de la piedra berroqueña y que su mineralogía, textura y alteración físico-química desempeña un papel destacado en su aspecto, tan valorado en la arquitectura madrileña. El cuidado de los cascos históricos debe tener muy presente las piedras tradicionales de construcción que le otorgan un carácter distintivo e identificador.