El día ha fabricado su sustancia
fresca y perecedera,
esa argamasa suave que lo alza
erguidamente breve y soleado.
Mas la noche acostumbra
a taladrar las horas, a vaciarlas.
Trastiendas pensativas que va abriendo
y cerrando el amor.
Cavernas rojas, hondas.
Cuevas tuyas en mí
cavó esta noche oscura,
impenetrables.