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"La figura del científico encarna muchos valores positivos que interesa transmitir a los más jóvenes"

José Manuel Galán (JMG), Lucía Díaz-Iglesias (LDI), Andrés Diego (AD), David García (DG) y María de los Ángeles Jiménez (MAJ). Investigadores en el Instituto de Lenguas y Culturas del Mediterráneo y Oriente Próximo, en el Centro de Ciencias Humanas y Sociales (CCHS-CSIC).

¿Qué le parece la iniciativa de la Noche Europea de los Investigadores? ¿Cómo valora que su objetivo fundamental sea acercar la figura del investigador a los ciudadanos y fomentar las vocaciones científicas y el espíritu emprendedor entre los jóvenes?

JMG: Todas las iniciativas encaminadas a difundir el trabajo de los investigadores y de acercar las actividades y la persona del investigador a la sociedad son positivas y han de fomentarse. La figura del científico encarna muchos valores positivos que interesa transmitir a los más jóvenes, como la imaginación y la creatividad, el deseo de aprender y descubrir cosas nuevas, el esfuerzo y la capacidad de sacrificio, el amor por el trabajo bien hecho o el trabajo en equipo. Desde mi punto de vista, creo que es importante que los más jóvenes consideren la carrera científica como una opción con la que se puede conseguir un alto grado de satisfacción personal y, a la vez, contribuir al bienestar social, físico e intelectual.

¿En qué consiste la actividad que organiza y cuál es el objetivo principal de la actividad?

LDI: Se han propuesto tres actividades interconectadas, que tienen como eje la escritura egipcia: una visita guiada a una exposición fotográfica y dos talleres prácticos. El objetivo es que los participantes, a través de un diálogo con investigadores, se aproximen a los fundamentos teóricos del sistema de escritura egipcio, conozcan cómo se fabricaban los utensilios usados por los escribas, y aprendan a usar los mismos copiando sus nombres.

¿A qué tipo de público se dirige?

LDI: Las actividades están dirigidas al público general. No se requieren conocimientos previos de la lengua o la escritura egipcias antiguas, aunque la complejidad de las explicaciones se adaptará a la edad del auditorio. La primera mitad de la tarde estará orientada a familias con niños a partir de 12 años, mientras que la segunda mitad se centrará en el público adulto.

¿Por qué decidió lanzarse y participar en la Noche?

LDI: El responsable de la Unidad de Divulgación, Cultura Científica y Edición Digital del CCHS, Víctor Pareja, nos propuso participar en esta actividad. Enseguida, varios miembros del departamento de Próximo Oriente Antiguo nos lanzamos a imaginar actividades que nos permitieran conectar con el público y difundir nuestras investigaciones sobre la cultura egipcia de una forma amena y diferente a lo que hacemos en otros ámbitos académicos.

¿Cuál cree que es la opinión de los ciudadanos acerca de los científicos?

AD: Por lo general creo que bien, aunque veo diferentes apreciaciones según la rama a la que pertenezcamos. Los científicos de Ciencias están por lo general bien valorados, dado que su trabajo se asocia con logros médicos o técnicos, por ejemplo, que repercuten visible y positivamente en la sociedad. No pasa lo mismo con los científicos de Humanidades, cuyos resultados apenas tienen repercusión social.

En general, cuando a la gente le explico en qué y cómo trabajo se quedan un poco extrañados, supongo que porque no ven ningún provecho claro en lo que hago. Sin embargo, no suelen cuestionar mi trabajo porque deben creer, supongo, que es importante, aunque no sepan bien por qué.

JMG: Los ciudadanos tienen, por lo general, una opinión positiva de los científicos y del gasto público en investigación científica. Algo distinto ocurre entre la clase política española, que, pensando siempre a corto plazo, en el beneficio personal y traduciéndolo todo al lenguaje de votos potenciales, percibe la investigación científica más como un gasto (que hay que reducir lo más posible) que como una inversión y como una necesidad de toda sociedad que se considere avanzada y culta y mire al futuro con la ilusión y esperanza de mejorar el presente.

MAJ: Creo que hay una gran diferencia en la percepción del trabajo de los científicos de Ciencias y los de Humanidades. Los primeros suelen estar mejor valorados en la sociedad ya que sus logros, por ejemplo en medicina, suelen tener una repercusión directa entre los ciudadanos. Por el contrario, siento que el trabajo de los científicos de Humanidades no está bien valorado ya que me he encontrado con gente que no entiende cómo se invierte dinero en investigación arqueológica e histórica en Egipto, ya que fuera de la curiosidad que despierta Egipto no le ven provecho alguno para la sociedad.

¿Cómo nació su vocación científica? ¿Cuándo y por qué decidió que quería ser científico?

AD: Nació siendo muy pequeño, debería de tener 8 ó 9 años. En realidad, no sé bien ni cuándo ni por qué comenzó a gustarme Egipto, aunque creo que el principal culpable fue mi tío José Luis que siempre que podía me contaba historias de faraones.
Tampoco sé porque quise ser Egiptólogo. Siempre tuve claro que quería dedicarme a eso y gracias al apoyo de mis padres no tuve que plantearme otras alternativas.

DG: La vocación por la disciplina científica surgió, como en el caso de muchas personas, durante mis estudios de Bachillerato donde entré en contacto con las distintas ramas del conocimiento. Tuve la suerte de contar con buenos docentes que despertaron mi curiosidad e interés.

LDI: Mi madre me cuenta que desde que era pequeña no paraba de hablar de cosas relacionadas con la arqueología y con Egipto. La fascinación por la cultura egipcia me acompañó en el instituto y la carrera de Historia, donde descubrí que la cultura del pasado nos plantea numerosos interrogantes y puede abordarse desde muchas perspectivas.

MAJ: Mi vocación científica nació con 8 años cuando mis padres me llevaron a visitar la villa romana de El Ruedo (Almedinilla, Córdoba). Me quedé impresionada y desde aquel día tuve claro que quería ser arqueóloga. No recuerdo con claridad cuándo empecé a interesarme por Egipto, pero leía todo lo que caía en mis manos y veía todos los documentales de la tierra del Nilo. Empecé a colaborar como voluntaria en excavaciones arqueológicas y a aprender la metodología científica. Siempre me han atraído las culturas pasadas y solo siendo un buen científico podemos llegar a conocerlas y a aprender de ellas.

JMG: desde pequeño sentí un impulso de salirme del camino marcado, de romper con algunas de las inercias de mi alrededor, y buscaba desmarcarme de lo que hiciera la mayoría. Descubrí el antiguo Egipto en primer año de universidad y me fascinó que se pudiera leer la escritura jeroglífica, comprender lo que se escribió sobre papiro hace miles de años, acceder a las mentes de personas tan distantes en el tiempo y en el espacio. Además, en España no había casi nadie que se hubiera interesado por estudiar eso, lo que constituía un aliciente. Así que pensé que podría hacerlo yo y me lancé a tratar de abrirme camino por un terreno desconocido y sin señalizaciones, con la ilusión, un tanto infantil, de descubrir y aprender algo nuevo y distinto.

¿Qué le diría a los jóvenes para animarles a seguir una carrera científica?

DG: La disciplina científica es una forma de vida que transciende al plano estrictamente laboral, es una oportunidad de trabajar en equipo en experiencias inolvidables que en ocasiones pueden cambiar la vida de muchas personas. Pero es una carrera de fondo, no hay que salir con la idea de cumplir unos objetivos concretos ni tener prisa por alcanzarlos, que la ilusión y el esfuerzo diario hacen que el día menos pensado tus sueños se cumplan.

JMG: Les diría a los jóvenes que cuando uno pretende vivir haciendo algo que le gusta, de lo que podría considerarse un placer o una afición, sea vivir del deporte, del arte o de la ciencia, debe tener claro que ello le va a requerir mucho esfuerzo y muchos sacrificios personales. Es una carrera de obstáculos y de fondo, en la que sobrevive no el que va mas rápido, sino el que escoge bien su camino y tiene más aguante. Sabiendo esto de antemano, uno podrá disfrutar de cada día, cada día será distinto al anterior y la satisfacción personal irá creciendo con el tiempo.

¿Se ha beneficiado de ayudas europeas en su carrera científica?. ¿Cree que Europa apoya suficientemente la investigación?.

JMG: Dos veces he solicitado una ayuda europea, al European Research Council, y dos veces me la han denegado. Mi intención es seguir solicitándolas, pues asumo que ese es mi deber como investigador de un organismo público de investigación, aunque no tengo muy claro qué estrategia seguir, qué cambios y mejoras llevar a cabo para conseguir financiación europea. Claro que uno se encuentra ante la disyuntiva de si la financiación debe ser considerada un fin en sí mismo (y a ello dirigir tus esfuerzos), o un medio para conseguir el verdadero fin del científico, que es la investigación

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