Todo este amor, apasionado y tormentoso en apariencia está
sostenido secretamente por la microestructura de la luz.
Unos van y otros vuelven.
El desorden es visible.
El orden más que consciente, más que humano, flota en ciernes.
Todo choca, sorprendente,
se transforma, se desdobla,
se vuelve luz de repente o materia opacamente.
En el caos aparente,
ser un hombre es un orgullo,
mas paz con luz, cero al cero, lo que no entiendo se extiende.
Sólo alcanzo lo increíble:
Unos ojos que me aman,
con vértigos y sistemas de micro-objetos en ellos.
Sé que soy un aparato
conectado al tuyo, amor
y que otros registradores van descifrando lo nuestro,
porque yo apenas si entiendo
el campo cuantificado
donde al decirme, te pierdo, donde al morirme, te aclaro.
¡Qué cien mil computadores
maniobran mi sigilo!
¡Que la aparente locura se convierta en mecanismo!
Que tú y yo, micro-sujetos,
seamos, por objetados,
más que pasión tormentosa, una música en lo abstracto.