Entrevista con Aythami Morales Moreno, doctor ingeniero de Telecomunicación, profesor del departamento de Tecnología Electrónica y de las Comunicaciones de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) y co-coordinador del máster de Bioinformática y Biología Computacional
¿Cuáles son en la actualidad sus líneas de investigación?
Dentro del grupo BiDA-Lab de la Universidad Autónoma de Madrid tenemos varias líneas de investigación, pero me gustaría destacar dos muy recientes. En la primera, colaboramos con el prestigioso instituto de investigación IMDEA Alimentación para el desarrollo de nuevos modelos de nutrición personalizada apoyados en tecnologías de inteligencia artificial. El objetivo del proyecto es crear un conjunto de herramientas que permitan realizar recomendaciones alimentarias adaptadas a la genética, biología y hábitos de cada individuo con el fin de mejorar la calidad de vida y combatir enfermedades. Por concretar un poco nuestro rol en este proyecto, el grupo BiDA-Lab es el encargado de desarrollar la tecnología que permita modelar los hábitos alimenticios, de conducta y de sueño a través de sensores wereables como relojes inteligentes o smartphones.
La segunda línea de investigación que quiero destacar está relacionada con el estudio y desarrollo de tecnologías de inteligencia artificial con un diseño centrado en el ser humano. Estas tecnologías tratan de incorporar a la inteligencia artificial aspectos fundamentales en la sociedad del bienestar como son el derecho a la privacidad, la no discriminación o el respeto de la legislación vigente. En particular, mi trabajo en los últimos años se centra en el desarrollo de nuevos métodos de aprendizaje automático basados en funciones matemáticas capaces de medir la discriminación respecto a diferentes grupos poblacionales divididos por género, etnia o edad, entre otros.
¿De qué manera contribuye su investigación a afrontar los desafíos de la sociedad? ¿Cuál es nivel de aplicabilidad?
Como ingeniero que soy, para mi es fundamental trabajar en tecnologías que puedan aplicarse y que tengan un impacto real en nuestra sociedad. El objetivo es aportar mi granito de arena y que las tecnologías en las que trabajo nos ayuden a avanzar en conocimiento y aplicabilidad al sector productivo. En el caso de las dos líneas de investigación mencionadas con anterioridad, podemos enmarcarlas en dos ámbitos de vital importancia para la sociedad: salud y derechos sociales. La inteligencia artificial y, en particular, los métodos de aprendizaje automáticos han avanzado de forma exponencial en los últimos diez años. Y aún hay mucho margen para que sigan avanzado en los próximos 50 años. No hay duda entre la comunidad científica del impacto que estas tecnologías pueden tener en todos los ámbitos de nuestra sociedad. Algunos comparan este impacto con el que tuvo la electricidad o la revolución industrial. Por ahora solo hemos visto el principio y no seremos conscientes de estos cambios hasta dentro de algunas décadas.
¿Cómo hacer llegar a la sociedad el trabajo de los científicos y científicas?
Yo creo que hay que apostar por la divulgación científica como un medio para extender el pensamiento científico en nuestra sociedad. Una sociedad familiarizada con el pensamiento científico es una sociedad crítica y más protegida en tiempos donde la desinformación y la mentira se propagan a golpe de tweet. Y eso requiere destinar recursos y profesionalizar las tareas de divulgación para que especialistas en el área generen contenido de calidad que atraiga al gran público. Todos podemos contribuir en esta divulgación, empezando por los investigadores como yo. Pero si queremos hacer divulgación de calidad, atractiva, adecuada a los tiempos y a muchos perfiles, debemos apoyarnos en profesionales de la divulgación y dotarlos de medios.
¿Qué retos se plantea con su investigación?
Mi principal reto es buscar sinergias con investigadores de otras áreas incluyendo la medicina, sociología, derecho o la pedagogía. Creo que a través de la colaboración multidisciplinar se enriquece el trabajo de todas las partes y se alcanzan cotas que individualmente son más difíciles de alcanzar. Tengo que diferenciar entre retos a corto, medio y largo plazo. A corto plazo el principal reto es lidiar con el día a día y poder ayudar a los investigadores más jóvenes a realizar sus tesis.
“Aquí en Madrid se hace ciencia del máximo nivel internacional y no tenemos que tener complejos con respecto a ninguna otra región del mundo”
A medio plazo el reto seguir conectado con los principales avances en el área. Algo que no es fácil en un área que avanza a una velocidad exponencial. Por poner un ejemplo, el número de artículos publicados en las cinco conferencias más importantes en mi área fue de más de 6.000. Estas conferencias marcan el camino y es muy difícil seguir su ritmo tecnológicamente hablando. Por el contrario, resulta muy sencillo quedarse atrás.
A largo plazo, el objetivo es abrir líneas de investigación ambiciosas y con verdadero impacto. Líneas que permitan atraer fondos y publicar artículos durante años. Hay que mirarse en el espejo de los mejores y aprender. Aquí en Madrid se hace ciencia del máximo nivel internacional y no tenemos que tener complejos con respecto a ninguna otra región del mundo.
¿Qué papel ha desempeñado la Oficina de Transferencia de Resultados de Investigación (OTRI) de su universidad en el desarrollo de su patente referente al “Método para la eliminación del sesgo en sistemas de reconocimiento biométrico”?
La OTRI de la universidad juega un papel fundamental en ayudar a que la investigación que hacemos en nuestro laboratorio se dé a conocer a la sociedad y a la industria. En este sentido, actúan de conexión entre todos los actores y sirven como altavoz que nos permite llegar a donde nosotros como investigadores no podemos llegar. En el caso de las patentes, la OTRI ha sido fundamental para poder convertir avances del conocimiento en desarrollos industriales patentables de interés no solo para la industria española, sino mundial. Su apoyo a la hora de presentar la patente y promocionarla es de una gran valía. También me gustaría destacar el Programa de Fomento de la Transferencia que se impulsa desde la Fundación de la Universidad Autónoma de Madrid (FUAM) y que ya está por su tercera edición. Dicho programa ha sido un motor que nos impulsa a los investigadores a acercarnos a la industria y atraerla a la universidad.
¿Cómo avanza Madrid cuando avanza la ciencia en Madrid?
Madrid es una de las grandes capitales europeas y como tal, debe aspirar a ser un referente en todos los campos. Apostar por la ciencia es apostar por lo seguro. Los países líderes en el mundo llevan años marcando el camino. La inversión en ciencia se traduce en empresas líderes que basen su modelo de negocio en la innovación. La inversión en ciencia repercute en una sociedad más formada y crítica como comentábamos anteriormente. Si miramos hacia atrás, podemos ver que el desarrollo de las civilizaciones más importantes de la historia siempre ha ido de la mano del desarrollo científico. Hoy en día estamos viviendo una revolución tecnológica y si no queremos quedarnos atrás, debemos apostar por la ciencia y tener un papel protagonista en esta revolución. Es verdad que los resultados de la inversión en ciencia tardan tiempo en verse. No se puede analizar el avance científico a partir de parámetros cortoplacistas.
¿Alguna cuestión que quiera añadir?
Me gustaría terminar hablando sobre la conciliación familiar. La carrera de un investigador es tremendamente competitiva. La investigación y la conciliación familiar no son fáciles de conjugar y sin el apoyo de nuestras familias sería todo mucho más difícil. En mi caso, mi mujer, Yurena, y mis hijas, Diana e Irene, dejaron atrás su vida en Canarias por venir a Madrid a acompañarme. Nunca les estaré lo suficientemente agradecido por ese sacrificio.
