Alabo su plenitud. Me gusta la esfera
y sólo le reprocho su circuito cerrado.
De repente se le abre un triángulo,
llegan las fluctuaciones digitales.
Y ahora su triple triunfo, el año 2000,
nos convierte en las sombras de otro milenio.
Seres del cero, ceros a la izquierda
de sus tres lunas llenas
en que desaparecen los invisibles que por última vez
nos aferramos a su aro en el año 90.
Hoy en cambio ostentamos como aro de buey
su calificación: cero en conducta,
en contemporaneidad, en saber del mundo electrónico
que destella volando sobre tres ceros.
¿Qué es este enigma circular? ¿Dónde flotan
esa implacable luna y su sol oculto?
Astro de azogue, globo cautivo que nos tiene atados
a su dominio omnipotente en forma de O;
anillo, cerco, ruedo, círculo mágico
que ni en el infinito hallará respuesta.