¿Debemos cambiar la legislación para que los casos de ciencia fraudulenta puedan ser juzgados como delitos?
En este artículo publicado en su blog, el investigador Chris Said hace un cálculo de cuánto han costado a las arcas públicas algunos de los casos recientes de manipulación de resultados científicos. El caso más llamativo quizás sea el de la “hipótesis amiloide”, una explicación para el origen y desarrollo de la enfermedad del Alzheimer que recientemente se demostró que estaba basada en un artículo científico fraudulento.
Said apunta que las consecuencias de este tipo de fraude científico normalmente son nulas. Los responsables de investigar los casos suelen ser las propias universidades y las penalizaciones a los investigadores, cuando existen, son mínimas. Por otro lado, las consecuencias pueden ser tremendamente negativas. Un artículo fraudulento puede hacer que se tiren millones a la basura persiguiendo evidencias científicas que no existen, y hacer que investigadores y pacientes pierdan años de vida con intervenciones que no funcionan.
Por ello Said propone que se juzguen los casos de fraude en ciencia como si fueran delitos. Según él, aunque un castigo más estricto puede no evitar el fraude e incluso hacer que haya acusaciones falsas, esos son riesgos que también existen para otros delitos.