El rastro fue dejado por un animal simétrico y con apéndices hace 541 a 551 millones de años. Esto le sitúa como un posible ancestro de los animales bilaterales que vivió al final del periodo Ediacárico.
Una investigación que se acaba de publicar en Science Advances ha anunciado el hallazgo de las huellas de animal más antiguas descubiertas hasta el momento. Los rastros, que fueron dejados por los apéndices de un animal desconocido, tienen una edad de 541 a 551 millones de años.
Institutos del Instituto de Geología y Paleontología de Nankín (China) y del Instituto Politécnico y Universidad Estatal de Virginia (Estados Unidos) estudiaron unas marcas halladas en una formación del Período Ediacárico y situadas al Sur de China, en la región de las Tres Gargantas del río Yangtsé. Estas señales son irregulares y básicamente consisten en dos hileras dispuestas en paralelo y constituidas por pequeñas marcas repetidas.
Estas marcas indican que fueron producidas por un animal simétrico, lo que apunta a que se trataba de un animal relacionado con los animales bilaterales, caracterizados por la simetría bilateral y, más tarde, por tener cabeza y ano y una mayor capacidad de movimiento que animales con otras simetrías.
Las huellas parecen estar conectadas a madrigueras, lo que sugiere que este animal se enterraba en los sedimentos y en acumulaciones de microbios, para, quizás, nutrirse tanto de oxígeno como de comida.
La importancia de dichas huellas está en que representan la evidencia más antigua de la existencia de apéndices en los animales, y en que sitúa el origen de estas estructuras entre los comienzos del Cámbrico y el final del Periódo Ediacárico, un periodo geológico que duró de los 635 a los 541 millones de años de antigüedad.
Hoy por hoy se considera que la aparición de los animales bilaterales ocurrió con la explosión del Cámbrico, hace 541 a 510 millones de años, pero también se sospecha que su ancestro es anterior y se remonta al Periodo Ediacárico. Este hallazgo confirmaría esta hipótesis.
Sin embargo, lo cierto es que hasta el momento no se han encontrado huellas fósiles del cuerpo de estos supuestos ancestros de los animales bilaterales. Podría ser, perfectamente, que sus cuerpos blandos no hubieran dejado ninguna huella que podamos encontrar, lo que dificultaría poder rastrear el origen de los animales que revolucionaron la evolución.