Las reacciones químicas entre el ácido úrico y las enzimas presentes en el torrente sanguíneo son determinantes para desencadenar procesos inflamatorios que acarrean serios problemas de salud: la presencia de piedras en los riñones, gota y enfermedades cardiovasculares, tal como la aterosclerosis.
Aun en concentraciones plasmáticas (en la parte líquida de la sangre) consideradas normales, el ácido úrico puede iniciar una reacción perjudicial para los tejidos. Éste fue el descubrimiento que realizaron científicos del Centro de Investigación en Procesos Redox en Biomedicina (Redoxoma), un Centro de Investigación, Innovación y Difusión (CEPID) que cuenta con el apoyo de la Fundación de Apoyo a la Investigación del Estado de São Paulo FAPESP (Brasil).
Los investigadores estudiaron el mecanismo químico de transformación del ácido úrico en el organismo y su modo de reacción con otras proteínas. El resultado de este trabajo, en cuyo marco de identificaron los principales blancos de reacción del ácido úrico, salió publicado en un artículo en The Journal of Biological Chemistry.
Se sabe que la acumulación de ácido úrico en el torrente sanguíneo forma una especie de "piedrecitas" o "cristales" que causan lesiones en las articulaciones, que resultan en una inflamación profunda de los tejidos. Los investigadores del Redoxoma lograron probar que no necesariamente tiene que producirse el proceso de formación de cristales para que exista un efecto negativo en los vasos sanguíneos.
"El daño que causa el ácido úrico es silencioso, pues aun cuando no provoque gota, puede ser metabolizado por las enzimas hemeperoxidasas, produciendo intermediarios altamente reactivos. Estos intermediarios son el radical libre del ácido úrico y el hidroperóxido de urato", dijo Flávia Carla Meotti, docente del Departamento de Bioquímica del Instituto de Química de la Universidad de São Paulo (USP), en Brasil.