Moneda grabada con la imagen de Aníbal Barca. / The Ogre (WIKIMEDIA)
Fecha
Autor
Miguel Ángel Criado

La derrota de Aníbal y el auge de Roma están escritos en plata hispana

Un análisis geoquímico muestra que las monedas romanas tras la caída de Cartago procedían de Iberia.

La derrota del hasta entonces invicto Aníbal Barca por el general romano Escipión el Africano en la batalla de Zama supuso el fin de Cartago como potencia del Mediterráneo. También fue, para los historiadores, el estreno de Roma como nueva potencia en el Mediterráneo. Ahora, un estudio del plomo presente en las monedas circulantes en los años anteriores y posteriores muestra cómo aquella derrota inundó la economía romana de plata procedente de las colonias cartaginesas del sur de Iberia.

Ya antes de la batalla de la llanura de Zama (en el actual Túnez) el 19 de octubre de 202 antes de esta era, los romanos se habían hecho con el control del sur de la península ibérica, conquistando en 209 la flamante Qart Hadasht, a la que cambiarían el nombre por Cartago Nova (la actual Cartagena). Tras firmar la paz con Roma, los cartagineses tuvieron que renunciar a sus dominios ibéricos y pagar 10.000 talentos en compensaciones. La cifra equivale a unas 260 toneladas de plata en monedas. En poco tiempo, la economía romana se llenó de plata hispana.

Ese es uno de lo principales resultados de una investigación en la que la historia y la arqueología se unen a la geología y la química. El trabajo, presentado en la Conferencia Goldsmichdt, la cumbre anual de la geoquímica que se celebra estos días en París, se basa en el análisis de 70 monedas de plata romanas (y cartaginesas) acuñadas entre el 310 y 101 antes de esta era, medio siglo después de que Cartago fuera borrada del mapa literalmente. En realidad, más que la plata, los investigadores analizaron los vestigios del plomo que, como impureza, aún contienen estas monedas de hace más de 2.000 años. Las diferentes configuraciones atómicas del plomo (isótopos) permiten no sólo saber cuándo fue acuñada la moneda, también de dónde procedía la plata.

"Antes de la guerra, vemos que las monedas romanas están hechas de una plata que procede de las mismas fuentes que la moneda emitida por las ciudades griegas de Italia y Sicilia. En otras palabras, la firma del isótopo de plomo de las monedas se corresponde con el mineral de plata y los procesos metalúrgicos propios de la región del Egeo", dice la investigadora del Instituto de Ciencias Arqueológicas de la Universidad Goethe de Fráncfort (Alemania) y coautora del estudio, Katrin Westner. "Pero la derrota de Cartago supuso la imposición de enormes reparaciones de guerra en favor de Roma, así como la rapiña de un gran botín y la propiedad de las ricas minas de plata hispanas. Desde 209, vemos que la mayoría de las monedas romanas muestran una firma geoquímica típica de la plata ibérica", añade.

Lo que hicieron los investigadores fue tomar ínfimas muestras del interior de cada moneda tras hacerles tres pequeñas incisiones en el canto. Con el uso de la técnica de espectrometría de masas, pudieron identificar el plomo presente en cada moneda y el isótopo específico. "El plomo y la plata se encuentran a menudo en los mismos depósitos de mineral", recuerda Westner en un correo. Además, el plomo tenía un papel clave en la obtención de la plata en la metalurgia de la antigüedad: mediante un proceso llamado copelado, el plomo fundido permitía recuperar la plata presente en la mena. "Por eso el plomo también nos revela algo sobre el origen de la plata de las monedas", añade la científica germana.

Ese plomo y, por tanto, esa plata, procedía en su mayoría de las minas de la sierra de Cartagena, de las de Sierra Morena y de la Faja Pirítica Ibérica, donde aún se explotaban yacimientos como el de Riotinto o el de Aznalcóllar. Durante décadas la república romana extrajo directamente el mineral.

Aunque la relevancia de la plata hispana ya había sido destacada tanto por los historiadores romanos como por los actuales, faltaban datos que apoyaran tales argumentos, unos datos que ahora muestran las monedas. Con la derrota de Aníbal, "las grandes riquezas saqueadas durante la conquista de la península ibérica y los pagos en reparaciones de Cartago tras la II Guerra Púnica prestaron la base monetaria de la política expansionista de Roma", sostiene Westner, una expansión que sostuvieron después las minas del sur de Hispania.

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