Así lo sugiere un estudio cuyas conclusiones se aplicarían también al yacimiento sudafricano de Dinaledi.
La cámara Dinaledi, de la cueva Rising Star de Sudáfrica, contiene más de 1.500 fósiles humanos -excavados en solo un metro cuadrado- de una quincena de individuos de la misma especie, el Homo Naledi, un homínido muy primitivo que vivió hace entre 230.000 y 330.000 años en la zona.
En el yacimiento de Atapuerca, la Sima de los Huesos alberga también miles de fósiles de Homo Heidelbergensis, un homínido que agrupaba a sus muertos, lo que los paleontólogos del yacimiento burgalés han calificado siempre de comportamiento ritual y simbólico.
Determinar cuándo comenzó el hombre a cobrar consciencia de su mortalidad y a preocuparse de los muertos es uno de los temas más controvertidos de la paleontología, ya que los rituales funerarios son una de las características que más definen al hombre.
Ahora, un estudio publicado este lunes en PNAS, sostiene que la acumulación de huesos en la Sima y en Dinaledi podría deberse a causas naturales y no a la intervención del hombre. El trabajo es una colaboración entre varios centros de investigación de Florencia (Italia), Birmingham (Reino Unido), Sudáfrica, Carolina del Norte (EE.UU.), y España.
MEDIANTE ALGORITMOS
"Hasta hace poco, se creía que esta característica exclusivamente humana comenzó con los neandertales, pero recientes estudios han atribuido las acumulaciones de cadáveres de Dinaledi y Atapuerca a comportamientos funerarios, por lo que la evidencia más antigua de conciencia de la muerte podría tener 500.000 años", explica Manuel Domínguez-Rodrigo, investigador del Instituto de Evolución en África de la Universidad de Alcalá de Henares y coautor del estudio.
Para comprobarlo, los investigadores han llevado a cabo una revisión de las dos cámaras y los han comparado con los restos de otros yacimientos mucho más recientes, de menos de 100.000 años (e incluso actuales), "cuando no hay dudas de que esos comportamientos son funerarios", precisa.
El estudio analiza las acumulaciones antrópicas (intencionadas) de 16 yacimientos, entre ellos los de Fontbrégoua (Francia), el Portalón (Atapuerca), Krapina (Croacia), Skhul (Haifa), y Misgrot (Sudáfrica), con restos de humanos y primates de diversos periodos. Para ello han usado herramientas de inteligencia artificial, en concreto, algoritmos de máquina de aprendizaje, que aprenden a clasificar información cuantitativa.
"Estas herramientas han visto que ni la cámara de Dinaledi ni la de la Sima de los Huesos se parecen a las acumulaciones humanas en los que no hay ningún tipo de alteración. Lo más parecido a ellas es la cueva Misgrot, donde la acumulación de fósiles es estrictamente natural, y la cantidad de restos de primates es similar a la de la Sima y Dinaledi", afirma Domínguez-Rodrigo.
Para el autor, el estudio demuestra que "hay procesos naturales que pueden generar las mismas acumulaciones que se ven en estas cuevas", por lo que "no se puede estar tan seguro de que las cámaras de Dinaledi y la Sima contengan acumulaciones de origen humano", ni hablar de "comportamientos funerarios más antiguos de 100.000 años".
SIN FINES PRÁCTICOS
Para Juan Luis Arsuaga, codirector de Atapuerca, el artículo "es muy claro en sus conclusiones" y no se puede estar "más de acuerdo". Tras revisar las prácticas mortuorias del Paleolítico, el estudio especifica que aunque la acumulación de cuerpos sea intencionada, hay dudas de que tenga un significado ritual, es decir "que no se considera que la evidencia de ritual funerario sea inequívoca", interpreta Arsuaga.
"Lo que viene a decir el trabajo es que hay una acumulación antrópica pero que no se parece a los ritos modernos, y con esa consideración el equipo de Atapuerca no puede estar más de acuerdo", entiende el paleontólogo.
Y es que, los miembros de Atapuerca "nunca hemos dicho que la Sima de los Huesos sea un enterramiento como el de los neandertales, por ejemplo, que son fosas excavadas con cuerpos depositados, sino que en la Sima hay una acumulación de cadáveres que no es utilitaria (no se ha hecho con fines prácticos) pero que es intencionada. Pero no es un enterramiento como tal", concluye Arsuaga.
En cualquier caso, advierte el paleontólogo, "es un tema apasionante que seguirá dando mucho que hablar y donde la Sima de los Huesos estará siempre en el centro del debate".