Pedro Alonso. Director del Programa Mundial contra la Malaria de la <a title="Organización Mundial de la Salud" href="https://www.who.int/es/" target="_blank">Organización Mundial de la Salud</a> (OMS).
Si las herramientas de prevención contra la malaria (como mosquiteras impregnadas de insecticidas o rociado de viviendas) llegaran a toda la población vulnerable del África subsahariana, además del acceso al diagnóstico, "debería haber cero muertes y se evitarían una gran parte de los 200 millones de casos anuales", asegura Pedro Alonso, el director del Programa Mundial contra la Malaria de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Por eso, en el Día Mundial de la Malaria la OMS quiere "cerrar la brecha" en la prevención y poner más el foco en el presente sin olvidar el futuro de una enfermedad curable que mata a más de 400.000 personas cada año, más del 90% en África.
"Nos preocupa que estamos poniendo demasiado la visión a medio y a largo plazo, en el avance para eliminar la malaria, y nos estamos olvidando del aquí y ahora. Mientras hablamos de futuro, en los próximos dos minutos habrá muerto una persona más de malaria", manifiesta en una entrevista telefónica desde la sede de la OMS en Ginebra.
Y es que el 43% de las personas con riesgo de malaria en el África subsahariana no cuentan con mosquiteras impregnadas con insecticidas que los protegen del mosquito Anopheles, transmisor del parásito del paludismo, mientras que el 63% de los casos clínicos no son diagnosticados, ni tratados, según datos proporcionados por Pedro Alonso.
"No tenemos los suficientes recursos para reducir esa brecha, pero no es solo un problema financiero, también de sistemas de salud inadecuados y un problema de desigualdad", manifiesta el científico español.
UNA VACUNA HISTÓRICA
Más esperanzado se muestra con la primera y única vacuna preventiva autorizada por la Agencia Europea del Medicamento, la vacuna RTS, denominada Mosquirix y desarrollada por GlaxoSmithKline, que comenzará a aplicarse en 2018 en un programa piloto con más de 700.000 niños de Kenia, Ghana y Malaui.
"Es un paso de gigante, el sueño dorado de los últimos cien años, pero todavía es una vacuna imperfecta ya que reducirá al menos un 30 % de mortalidad y un casi un 40 % de reducción de casos clínicos. Nos gustaría llegar al 80 %, pero todavía no estamos ahí", indica el representante de la OMS.
La reducción del número de muertes y nuevos contagios se produce en personas que ya están protegidas por mosquiteras y que tienen acceso al diagnóstico y tratamiento, la vacuna añade otro 40% de protección. "Por lo tanto, no es la panacea, pero es suficientemente buena, aporta valor añadido a las medidas que ya conocemos", señala Alonso, Premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional 2008.
La OMS ha considerado apropiado empezar con aplicaciones todavía limitadas porque hay que terminar de resolver aspectos como la dificultad de una vacuna que requiere cuatro dosis, la última de ellas 18 meses después. En ese programa piloto también "podremos resolver el riesgo de algunas meningitis que creemos que ha sido espurio pero necesitamos confirmarlo y también el impacto en la reducción de muertes de esta vacuna, algo que no se pudo ver en el desarrollo clínico pero que ahora podemos documentar".
Una vacuna que ha tardado 30 años en llegar y que deja atrás otros proyectos que todavía no han avanzado los suficiente. "Aunque algunos investigadores, y lo entiendo, cantan victoria a raíz de resultados preliminares, todavía son fases muy tempranas", apunta el experto.
"Pero seguimos animando a que haya investigación -añade- pero las estimaciones de la OMS es que ahora no tenemos nada nuevo en el horizonte que potencialmente pudiera jugar algún papel en, al menos, los próximos cinco años".
LA MALARIA SE ALEJA DE LATINOAMÉRICA
A diferencia de África, en Latinoamérica el panorama es más alentador respecto a la malaria, con excepción de Venezuela "donde ha habido un aumento notable de casos en los últimos tres años", señaló el representante de la OMS.
En países como Perú, Ecuador y Colombia la reducción de la incidencia presenta un ritmo más lento, mientras que Argentina y Paraguay se acercan a la eliminación de la malaria, como ya ocurrió hace un año con la región europea cuando se certificó la ausencia de casos autóctonos.
Además, el Plasmodiun Vivax, el tipo de parásito de malaria más prevalente en América Latina, aunque ha causado muertes, "no es un fenómeno generalizado ahora mismo, tenemos herramientas para tratarlo y va a haber nuevos fármacos para luchar contra él", asegura el médico español, Premio Príncipe de Asturias de Cooperación 2008. "Países con casos de Plasmodium Vivax -agrega- están consiguiendo eliminar la malaria completamente. Sigue siendo una preocupación, pero no tenemos ninguna señal de alarma en concreto".
PREOCUPACIÓN POR LA FINANCIACIÓN
La contribución de los países desarrollados a los organismos que canalizan esas aportaciones, como el Fondo Mundial de lucha contra la malaria, sida y tuberculosis, se ha estancado. "Estamos en un momento muy delicado. El próximo año veremos, no solo si no conseguimos aumentar la contribución internacional, sino si ésta empieza a decaer".
Según el científico español, "estamos preocupados por los signos que vienen de algunos de los principales donantes, estoy hablando de Estados Unidos, que pueden estar reconsiderando disminuir su contribución".
"Estamos todavía en una fase muy líquida, pero las últimas noticias apuntan a que se vayan a mantener los compromisos y el esfuerzo de Estados Unidos", matiza. "Pero también España -señala-, que era un donante muy relevante, y cuya contribución a la cooperación internacional ha caído a niveles extraordinariamente bajos y sin señales de que vaya a volver a recuperarse, con una aportación del 0,12% del PIB".
Ha reconocido, no obstante, que "España ha mantenido de forma humilde en términos cuantitativos, pero importante en términos cualitativos" en su apoyo, por ejemplo, el Centro de Investigación en Salud de Mozambique, que trabaja en malaria, sida y tuberculosis, al Instituto de Salud Global de Barcelona o a la propia OMS.
Asimismo, hace un llamamiento a los países afectados, algunos de ellos en África y en Sudeste asiático que están creciendo a ritmos económicos relevantes, para que asuman mayor contribución y aumenten los presupuestos que destinan a las enfermedades que sufren y así "animen al resto de donantes internacionales a continuar con su esfuerzo".
Una lucha que la OMS ha plasmado en su estrategia 2016-2030 que prevé erradicar la malaria en 35 países y reducir su incidencia en un 90% al final de ese periodo.