Fecha
Autor
Jesús F. Jordá Pardo (Dpto. de Prehistoria y Arqueología. UNED)

La Cueva de Nerja y el colgante sobre percebe más antiguo de la Prehistoria mundial

La gran mayoría de los lectores ha oído hablar alguna vez de la Cueva de Nerja o la han visitado durante sus vacaciones en la Costa del Sol malagueña. Para la mayoría de ellos, la Cueva de Nerja es una gran cavidad abierta al turismo en la que los visitantes pueden observar multitud de formas de gran belleza que se han generado por la precipitación del carbonato cálcico a lo largo de miles de años.
Pero, sin duda alguna, la Cueva de Nerja es una de las cavidades kársticas más espectaculares del mundo, destacando por sus dimensiones, el tamaño de la Sala del Cataclismo y de su columna central, la cantidad, variedad y calidad de sus espeleotemas, sus pinturas y grabados prehistóricos y el yacimiento arqueológico que contiene, probablemente, uno de los más importantes del Mediterráneo occidental, excavado desde su descubrimiento por diferentes investigadores. Del registro arqueológico de la Cueva de Nerja se cuenta con una ingente información generada por los diferentes equipos de investigación que en ella han trabajado. Entre estos equipos se encuentra el del profesor Dr. Francisco Jordá Cerdá que excavó en la cueva entre 1965 y 1967 y entre 1979 y 1987. Entre los hallazgos más sorprendentes que han producido estas investigaciones se encuentra el de un colgante elaborado sobre placa de percebe, único en el mundo, que procede de los niveles arqueológicos más antiguos de la cueva con una ocupación de humanos anatómicamente modernos (Homo sapiens) portadores de la tecnología gravetiense.

Nerja Adornos gravetiense e industria osea

Situada en el extremo oriental de la provincial de Málaga (pedanía de Maro, municipio de Nerja), la Cueva de Nerja fue descubierta el 12 de enero de 1959 por cinco jóvenes de Maro de entre 13 y 21 años: Francisco Navas Montesinos, José Torres Cárdenas, Miguel y José Luis Muñoz Zorrilla y José Luis Barbero de Miguel. El 22 de abril de 1959 la noticia del descubrimiento apareció publicada en el diario SUR de Málaga y el 22 de enero de 1960 se constituyó el Patronato de la Cueva de Nerja (actual Fundación Cueva de Nerja) con la encomienda de abrirla al público, cosa que sucedió el 14 de abril de 1960. La Cueva fue declarada Monumento Histórico Artístico por Decreto de 25 de mayo de 1961 (BOE 15/06/1961) y en 1968 se incluyó dentro del Paraje Pintoresco de los alrededores de Maro-Cueva de Nerja. La Ley 16/85 de Patrimonio Histórico Español la consideró Bien de Interés Cultural (BIC) al contener pinturas rupestres y en diciembre del año 1998, la Asamblea General de la UNESCO, decidió incluir el Arte Rupestre del Arco Mediterráneo de la Península Ibérica en la lista del Patrimonio Mundial. Finalmente, la Junta de Andalucía la declaró BIC con categoría de Zona Arqueológica por Decreto 191/2006 de 31 de octubre de la Consejería de Cultura (BOJA 228 de 24/11/2006). En 2008 fue catalogada como “Geosite” o Punto de Interés Geológico de Relevancia Internacional por el Instituto Geológico y Minero de España (Jordá Pardo, 2008).

Los resultados obtenidos en las excavaciones realizadas entre 1979 y 1987 por el profesor Jordá Cerdá y su equipo se han plasmado en un centenar de publicaciones científicas que ha tenido gran influencia sobre la Arqueología del Paleolítico superior, Epipaleolítico y Neolítico de Andalucía, de la Península Ibérica y del Mediterráneo occidental (Jordá y Aura 2010). Los principales resultados alcanzados son los siguientes:

Hasta el momento, no se han recuperado evidencias de Paleolítico medio, por lo que no es posible plantear una ocupación de la Cueva de Nerja por parte de los últimos neandertales. Las primeras ocupaciones humanas, que comparten en un primer momento el espacio subterráneo con hienas, corresponden al Gravetiense

1. Obtención de la primera secuencia cronoestratigráfica y arqueológica del Pleistoceno superior final y Holoceno inferior de Andalucía (30.000-3.600 cal. BP), asentada sobre las secuencias litoestratigráficas, tecnoculturales y radiocarbónicas obtenidas en diferentes salas de la cavidad, que constituye una de referencia clave para el Mediterráneo occidental. Hasta el momento, no se han recuperado evidencias de Paleolítico medio, por lo que no es posible plantear una ocupación de la Cueva de Nerja por parte de los últimos neandertales. Las primeras ocupaciones humanas, que comparten en un primer momento el espacio subterráneo con hienas (Arribas et al. 2004), corresponden al Gravetiense. La secuencia prosigue con ocupaciones del Solutrense, Magdaleniense, Epipaleolítico microlaminar, Mesolítico, Neolítico y Calcolítico. En esta secuencia se ha identificado el límite Pleistoceno-Holoceno en el techo de un conchero antrópico del Epipaleolítico (Aura et al. 2010).

2. Reconstrucción paleoambiental y paleogeográfica del entorno de la cavidad durante el segmento temporal estudiado a partir del análisis de los procesos geodinámicos y sedimentarios (cambios en la línea de costa y dinámica litoral, morfogénesis continental, análisis de facies), las evidencias paleobotánicas (antracología, carpología y palinología) y paleontológicas (macro, meso y micro mamíferos continentales, mamíferos marinos, aves, reptiles, peces, equinodermos, moluscos y crustáceos). Los datos obtenidos plantean la posibilidad de que en algunos momentos de la secuencia, las áreas continentales emergidas (procesos sedimentarios, asociaciones paleobotánicas y paleofaunísticas) y las aguas marinas (moluscos, peces y foraminíferos) registraron el deshielo finipleistoceno con ritmos diferentes (Jordá et al. 2011a).

3. Definición de las trayectorias culturales a partir del estudio y correlación de la tecnología de los equipos fabricados en piedra y hueso con los cambios económicos. La continuidad de las ocupaciones de la cavidad ha permitido analizar uno de los procesos de transformación tecno-económica más complejo descrito hasta ahora en el sur de Europa (Aura et al. 2010).

4. Identificación del uso de los recursos vegetales durante el Paleolítico Superior y Epipaleolítico, convirtiendo a Nerja en uno de los escasos ejemplos europeos. Igualmente los signos de intensificación económica en las ocupaciones finipleistocenas, con la incorporación de recursos de pequeño tamaño y alta concentración (moluscos, peces, aves o lagomorfos), o la misma explotación de los mamíferos marinos, especialmente la foca monje y el delfín en el tránsito Pleistoceno-Holoceno, convierten a Nerja en una de las secuencias claves para analizar las trayectorias económicas de los cazadores-recolectores prehistóricos (Aura et al. 2011; Jordá et al. 2003, 2011b).

5. Por último, cabe mencionar los resultados obtenidos sobre el uso y función de la cavidad a lo largo del segmento temporal estudiado. La presencia de santuarios de Arte Paleolítico en sus salas interiores, el uso de la cavidad como necrópolis en sucesivos momentos o la misma intensidad de las ocupaciones son aspectos decisivos para la comprensión de la formación del registro arqueológico conservado y para explicar, desde una perspectiva global, el yacimiento arqueológico de la Cueva de Nerja en el contexto de la Prehistoria del SO europeo.

Nerja Sala del Vestíbulo

En un reciente trabajo firmado por Bárbara Avezuela Aristu (doctoranda del Departamento de Prehistoria y Arqueología de la UNED), Esteban Álvarez Fernández, (Investigador Ramón y Cajal de la Universidad de Salamanca), Emili Aura Tortosa (Catedrático de Prehistoria de la Universitat de València) y yo mismo, publicado en una monografía de la Universidad de Wroclav (Polonia), hemos presentado el primer colgante documentado a nivel mundial sobre una placa de percebe (Avezuela et al. 2011). Con el sugestivo título de Written in bones, este libro plasma las contribuciones presentadas en la 7ª Reunión del Working Bones Research Group, que tuvo lugar en septiembre de 2009 en el Archaeological Institute de la Universidad de Wroclaw, donde lo presentó Bárbara Avezuela Aristu, que realiza su tesis doctoral sobre los elementos de adorno de los cazadores-recolectores y pescadores del Paleolítico superior de la península ibérica, incluyendo el yacimiento de Nerja.

El hallazgo de este colgante es importante porque hasta la fecha no se han encontrado en todo el Paleolítico superior objetos de este tipo realizados sobre ese material, que es una placa del extremo de un percebe que, además, debió ser de gran tamaño. En otros yacimientos, ya en épocas más recientes, se han encontrado restos de percebes, pero probablemente fueron utilizados para la alimentación, nunca con huellas de manipulación intencional para servir de colgante. Este colgante, que presenta claros signos de transformación antrópica, debió ser utilizado como elemento de prestigio por parte de un integrante de aquel grupo humano que podría tener cierta importancia dentro de él, no sabemos si hombre o mujer. Pero, en cualquier caso debió ser un objeto que llamaba poderosamente la atención en el grupo, puesto que hasta la fecha no hemos encontrado nada parecido en ese momento, ni tampoco en momentos posteriores. Significa que aquellos humanos anatómicamente modernos, que todavía no utilizaban los recursos marinos para su alimentación, sí que los usaban para su adorno corporal, con el riesgo que conllevaba su obtención. En esa época también se usaban adornos hechos con pequeños gasterópodos que están siendo estudiados en su tesis doctoral por Bárbara Avezuela.

Respecto a su cronología, estamos hablando del Gravetiense, hace unos 30.000 – 28.500 años antes del presente, en una época mucho más fría que la actual, con la costa a más de 5 km de la línea que hoy conocemos y el nivel del mar unos 120 m más bajo que el que ahora alcanza en la zona de Nerja. Se trata del colgante sobre percebe más antiguo que se ha encontrado en el mundo hasta la fecha, pues aunque en yacimientos más antiguos que Nerja se han encontrado restos de percebes, no presentan evidencias que los señalen como objetos de adorno. Es el caso de Pinnacle Point (Sudáfrica), donde aparece un único resto de hace unos 164.000 años antes del presente, posiblemente introducido de forma accidental (Marean et al. 2007).

El significado de este hallazgo nos indica que las primeras poblaciones de humanos anatómicamente modernos que habitaron la Costa del Sol ya tenían un pensamiento simbólico bien enraizado en sus costumbres, pues se dotaban de adornos que tenían que obtener en la zona litoral, para lo cual tenían que realizar su procesado posterior con el fin de darles la funcionalidad deseada, cosa que eran capaces de repetir en otros objetos de adorno de los que contamos con una mayor colección (pequeños gasterópodos). Por tanto estamos ante poblaciones con gustos similares a los nuestros, en las que se valoraba el adorno corporal, quizá con un significado que puede estar en relación con la identidad del grupo al que pertenecían, al igual que ocurre actualmente con los adornos que portan diferentes personas y grupos de personas en nuestra sociedad: por ejemplo, nosotros como miembros de la UNED llevamos el pin de nuestra universidad que nos identifica como miembros de ella.



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