Fecha
Autor
César Nombela (Catedrático de la UCM. Presidente del Comité Consultivo de Reflexión del CSIC)

El CSIC del futuro

En el mes de febrero el presidente del CSIC presentaba al Ministerio de Ciencia y Tecnología una propuesta de nueva estructura para transformar el mayor organismo público de investigación en una Entidad de Derecho Público. El objetivo principal de esta transformación es propiciar una organización del CSIC que, salvaguardando los aspectos fundamentales que dan valor al ente, le dote de los instrumentos necesarios para el desarrollo de una investigación científica y técnica acorde con las exigencias de estos tiempos, a la altura de los organismos científico-técnicos más avanzados que funcionan en el mundo, como el CNRS de Francia, el CNR de Italia y el Max Planck de Alemania.
El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) constituye un pilar básico para la I+D española. Más de seis décadas de existencia, a lo largo de muy diferentes coyunturas, han consolidado a la institución como un patrimonio del Estado con capacidad de llevar a cabo investigación científica y técnica, así como de actuar con eficacia en la transferencia de conocimientos al sector productivo. La red de institutos, instalaciones, bibliotecas, fincas experimentales, embarcaciones para investigación, museos, etc que gestiona el organismo, así lo atestiguan. La implantación nacional del CSIC le confiere una capacidad única para contribuir a la vertebración del sistema español de ciencia y tecnología. El carácter multidisciplinar de su tarea científico-técnica, incluido el campo de las humanidades, representan un potencial que debe ser utilizado a fondo en el inevitable e inaplazable incremento del esfuerzo en pro de la I+D+i al que está abocada la sociedad española.

El CSIC es un organismo dependiente de la Administración General del Estado (AGE) al que no siempre se ha prestado la atención precisa para que pueda desplegar todas sus posibilidades. No cabe aquí un análisis detallado de las decisiones -y el acierto y error de cada una de ellas- tomadas por las sucesivas administraciones en relación con el CSIC a lo largo de los últimos veinte años. Pero sí cabe formular algunos de los aspectos en los que la política seguida con el CSIC ha traído resultados adecuados y ha supuesto una aportación eficaz para beneficio de la sociedad española. Me referiré a cuatro aspectos, aunque se podrían citar otros muchos:

 El desarrollo de campos de investigación de frontera, con la puesta en marcha de nuevos institutos, instalaciones y grupos de investigación, dentro de iniciativas en las que se actuó con agilidad y eficacia. Se podría señalar aquí la participación en el desarrollo en España de campos como la Biología Molecular, la Microelectrónica, la Ciencia de los Materiales, la Astrofísica, la Biotecnología, así como la consolidación de otros campos más clásicos que, a modo de ejemplo, van desde la Oceanografía a la Tecnología de Alimentos, la Biología de la Conservación, las Ciencias Agrarias o algunos territorios de las Humanidades.

 La puesta en marcha de institutos mixtos especialmente con universidades, tarea de gran importancia, que ha supuesto un enriquecimiento notable en instalaciones y recursos humanos para algunas universidades que tuvieron la visión suficiente como para apostar por la implantación e integración del CSIC en su campus.

 La participación del CSIC en aspectos tan fundamentales para el sistema científico de un país moderno, como puede ser la transferencia de tecnología o el establecimiento de referencias científicas para la sociedad como el seguimiento de emergencias o la valoración de los avances científico-técnicos más significativos, todo ello a través de comités que concentran a los principales expertos y del respaldo a la voz, la opinión y las propuestas de los científicos profesionales competentes.

 La proyección internacional de nuestra ciencia, al haber protagonizado con notable éxito la inserción española en programas internacionales, como pueden ser los programas marco de investigación de la Unión Europea y otros.

La Presidencia del CSIC constituyó recientemente, con la autorización del Ministerio de Ciencia y Tecnología, un Comité Consultivo de Reflexión (CCR) al objeto de analizar las reformas en la organización y estructura que el organismo necesita para un mejor cumplimiento de sus objetivos al servicio del sistema español de I+D+i. Con la nueva estructura se pretende superar los problemas de funcionamiento y organización que dificultan la tarea del CSIC, manteniendo los aspectos que constituyen sus puntos fuertes, es decir el carácter de Organismo Público de Investigación multidisciplinar, con implantación en toda España.

El CCR ha llegado a la conclusión de que la Administración General del Estado debe dotar al CSIC de una estructura propia, adaptada a sus circunstancias y al cumplimiento de su misión. La figura jurídica que responde a la denominación de Entidad de Derecho Público (EDP) ha permitido y permite, a través del proceso legislativo correspondiente, configurar organismos singulares (Agencia Tributaria y el Banco de España, son algunos ejemplos) a los que encargar y exigir el cumplimiento de una misión especial. En esta hora de la ciencia y la tecnología españolas, en que tenemos delante un inaplazable salto en el empleo de recursos que beneficien a nuestro desarrollo económico y social, es preciso configurar las mejores estructuras responsables de la ejecución de la I+D.

Se requiere garantizar la utilización flexible de los recursos, humanos y materiales del CSIC, al servicio de una investigación de calidad. El organismo debe tener plena capacidad para actuar, sometido a los más exigentes controles que demanda la función pública, dando cuenta y razón de sus resultados en función de los recursos que recibe. Se requiere igualmente preservar la implantación nacional del CSIC y articular de la forma más eficaz la cooperación con los demás agentes del sistema, en especial las comunidades autónomas y las instancias dependientes de ellas con actividades en el campo de la I+D.

El CSIC se estructura actualmente como un organismo autónomo de la AGE, con especificidades, recogidas en las distintas disposiciones legales que le afectan. Será preciso una nueva disposición de rango legal para configurarlo como Entidad de Derecho Público (EDP), para lo que el Gobierno habría de tomar la iniciativa legislativa que culminará en el Parlamento. El grado de aceptación interna de esta propuesta es notable, como verdadera apuesta de futuro para un organismo llamado a seguir prestando servicios importantes para el desarrollo del conocimiento y la innovación en España. El CCR ha concretado su propuesta con la redacción de un proyecto de Ley que pudiera servir de base para el correspondiente proceso legislativo. Tan importante es garantizar la utilización autónoma de los recursos, como que estos estén al servicio de la sociedad española y rindan los frutos correspondientes.

Los aspectos más salientes de la nueva estructura propuesta, así como las mejoras que aportaría en relación con la situación actual, se refieren al personal, los recursos económicos y la gestión administrativa. El CSIC podrá articular sus plantillas de la forma más conveniente para posibilitar el desarrollo de nuevas formas de la carrera científica, así como de la del personal dedicado a funciones conexas con la investigación. Se trata de un aspecto altamente demandado, cuando se ha de facilitar la incorporación de nuevo personal a las tareas científicas con arreglo a los procesos de gradual asunción de responsabilidades de investigación independiente y de acceso a la estabilidad, en función de la capacitación y el mérito de los candidatos. Los derechos adquiridos por el personal actualmente en plantilla quedarían naturalmente garantizados.

En cuanto al manejo de los recursos económicos, el modelo compatibilizaría las exigencias de control y responsabilidad en la administración del presupuesto con la utilización ágil eficaz y flexible de los mismos, pues de otra forma no se garantizaría el empleo óptimo de los medios para las finalidades a los que van destinados. Finalmente una gestión integrada, al par que descentralizada del CSIC, sigue siendo una necesidad para bien de la tarea esencial, que es desarrollar una investigación científica y técnica competitiva de rango internacional que aproveche nuestras mejores oportunidades.

En la hora del salto científico-tecnológico que hemos de emprender con decisión, adaptar y organizar las estructuras encargadas de llevarla a cabo es un imperativo. El trabajo del Comité Consultivo de Reflexión del CSIC se ha desarrollado con la finalidad de contribuir a ese propósito.

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