Insecto. / Dr Moritz Muschick, Department of Fish Ecology & Evolution, EAWAG (Instituto Suizo Federal de Ciencia y Tecnología acuática), Suiza
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¿Cómo de predecible es la evolución?

El estudio muestra que la predictibilidad de la evolución depende de la complejidad de la selección y la incertidumbre debida a la variabilidad de las condiciones ambientales.

Esta semana, la revista Science publica los resultados de un trabajo fruto de la colaboración entre investigadores del Reino Unido, Estados Unidos y Canadá. En él, se muestra que la predictibilidad de la evolución depende de la complejidad de la selección y la incertidumbre debida a la variabilidad de las condiciones ambientales. Este trabajo es el resultado de 25 años de trabajo de campo, experimentos en condiciones naturales e inferencias basadas en la secuenciación de genomas de insectos palo (Timema cristinae) endémicos de California (EE.UU.). En dichos insectos, el color es fundamental y está bajo el efecto de la selección natural, puesto que les permite camuflarse y evadir la predación.

Tras identificar la base genética del color (verde vs. marrón) y el patrón de color (presencia o ausencia de una raya dorsal blanca), se demostró mediante experimentos y análisis genéticos que la evolución del color es debida al efecto de la selección natural para ambos caracteres. Sin embargo, el régimen selectivo que influencia ambos caracteres es diferente. Por un lado, el color está sujeto a un régimen complejo, resultado de presiones selectivas antagónicas y variables ligadas a cambios climáticos: se favorece el color marrón en años secos y cálidos, pero, al mismo tiempo, esos insectos marrones son más sensibles al calor y más resistentes al ataque por hongos en años húmedos y fríos. En contraste, el patrón de color está determinado por un régimen sencillo y estable a lo largo del tiempo en el que la presencia o ausencia de raya dorsal es favorecida para un tipo de planta huésped y viceversa.

El Dr. Víctor Soria-Carrasco, originario de Madrid y participante en el trabajo nos explica: "Al analizar la frecuencia de ambos caracteres a lo largo de 25 años, hemos encontrado que la evolución del patrón del color es altamente predecible, mientras que la del color es relativamente baja". Estos resultados sugieren que nuestra capacidad predictiva está generalmente limitada por un insuficiente conocimiento de las presiones selectivas y las variaciones ambientales.

Este trabajo ha sido liderado por los grupos de Patrik Nosil y Zach Gompert y en él participan investigadores de la Universidad de Sheffield (Reino Unido), la Universidad Estatal de Utah (EE.UU.), la Universidad de Connecticut (EE.UU.), la Universidad de Notre Dame (EE.UU.) y la Universidad Simon Fraser (Canadá).

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