Un equipo internacional de investigadores ha comprobado que la diversidad vegetal tiene un efecto positivo en la capacidad de los ecosistemas para proporcionar servicios a la humanidad de manera estable a lo largo del tiempo.
El estudio, liderado por Pablo García Palacios, investigador del Laboratorio de Zonas Áridas y Cambio Global de la Universidad Rey Juan Carlos (URJC), identifica qué aspectos de la diversidad vegetal determinan la estabilidad de los ecosistemas bajo distintos escenarios climáticos. La investigación ha sido publicada en la prestigiosa revista Proceedings of the National Academy of Sciences.
Los seres humanos dependemos de los servicios que nos proveen los ecosistemas para nuestra supervivencia como, por ejemplo, la producción de biomasa por parte de la vegetación. En países en vías de desarrollo, la dependencia de servicios relacionados con esta producción, tales como la producción de alimento para las personas y el ganado, el uso de madera como combustible o la fertilidad del suelo, es muy acusada. Para que un agricultor o un ganadero puedan planificar su actividad es necesario poder contar con una producción vegetal estable a lo largo de los años. Sin embargo, cabe esperar que el cambio climático aumente la variabilidad temporal de dicha producción vegetal. En este sentido, los modelos predicen un incremento de la aridez para la segunda mitad del siglo XXI en las zonas áridas del planeta, que comprenden más del 45% de la superficie del mismo. "En este estudio nos hemos centrado en las zonas áridas porque en ellas vive el 38% de la población humana, y porque su naturaleza dinámica les convierte en un sistema de estudio relevante a escala mundial para el estudio de la estabilidad de los ecosistemas", afirma el Dr. García-Palacios.
Los resultados de esta investigación indican que los efectos positivos de la diversidad vegetal en la estabilidad de los ecosistemas son detectables a escala mundial, y tienen una influencia tan importante como las que ejercen el clima o el tipo de suelo. "Mientras que los políticos y los medios de comunicación siempre ponen el énfasis en los impactos del cambio climático, nuestros resultados destacan que la actual pérdida de biodiversidad mundial también afecta negativamente al funcionamiento de los ecosistemas", mantiene el Dr. Gross, investigador del Institut National de la Recherche Agronomique (Francia) y participante en el estudio. Por lo tanto, este estudio destaca que conservar y restaurar la diversidad vegetal es fundamental para que la provisión de servicios por parte de los ecosistemas sea estable a lo largo del tiempo. Además, los resultados indican que, en el actual contexto de cambio climático, la estabilidad de las zonas áridas se puede manipular a través de dos mecanismos diferentes. "En zonas subhúmedas, la diversidad de rasgos funcionales controla la estabilidad del ecosistema, sin embargo, en zonas áridas y semiáridas este papel lo juega principalmente el número de especies presentes en el sitio", afirma el Dr. Gross.
COLABORACIÓN INTERNACIONAL BAJO LA COORDINACIÓN DE LA URJC
El equipo internacional, liderado desde la URJC, ha estudiado la variación de la cobertura vegetal a lo largo de 14 años en cada uno de los 123 sitios muestreados. Dicha variación temporal en la cobertura vegetal se ha utilizado como indicador de la estabilidad del ecosistema y se ha relacionado con la diversidad vegetal medida en condiciones de campo. Además de los autores de este trabajo, en este estudio han colaborado investigadores de 13 países encargados de llevar a cabo las mediciones sobre el terreno. "La combinación de datos proporcionados por satélites, junto con campañas de muestreo mundiales utilizando el mismo protocolo, es una herramienta muy poderosa para estudiar la naturaleza a escala global y a lo largo del tiempo", afirma el Dr. Gaitán, investigador del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria de Argentina, que participa en el trabajo.
En los últimos 20 años, múltiples estudios han comprobado la importancia que tiene la diversidad vegetal (el número de especies presentes) en el mantenimiento de la estabilidad de los ecosistemas. Sin embargo, dichos estudios han sido realizados utilizando experimentos en lugares concretos y bajo condiciones muy controladas. "En este trabajo hemos abordado la relación entre la diversidad vegetal y la estabilidad de los ecosistemas utilizando una red mundial de 123 sitios distribuidos en todos los continentes menos la Antártida. Dicha red es el resultado del proyecto BIOCOM, liderado por Fernando T. Maestre, catedrático de Ecología de la URJC, y financiado por el programa Starting Grants del Consejo Europeo de Investigación (ERC). Además del número de especies vegetales, hemos estudiado aquellos atributos de las plantas que, como su tamaño o el tipo de hoja, les permiten sobrevivir bajo determinadas condiciones ambientales", afirma el Dr. García Palacios.
Este trabajo pone de manifiesto la importancia de la colaboración entre científicos de distintas disciplinas para llevar a cabo investigación puntera capaz de responder a los desafíos a los que se enfrenta la humanidad. "Agencias de financiación como el ERC permiten llevar a cabo estudios a escala global como los realizados en el marco de BIOCOM, donde la constitución de una red de colaboradores internacionales ha sido fundamental. Los datos de estos estudios, unidos a la información proporcionada por los satélites que observan nuestro planeta, nos están permitiendo monitorizar cambios en la biodiversidad y los servicios ecosistémicos a una escala sin precedentes hasta la fecha. Estos esfuerzos son fundamentales para poder comprender mejor la actual crisis de biodiversidad y mitigar sus efectos negativos en los ecosistemas de los que dependemos", afirma el profesor Maestre.
Referencia bibliográfica:
Pablo García-Palacios et al., 2018. Climate mediates the biodiversity-ecosystem stability relationship globally. PNAS. DOI: 10.1073/pnas.1800425115