Hace 70 años, en julio de 1938, se fundó en México La Casa de España, con el objeto de proveer un refugio a los intelectuales, artistas y científicos españoles que por mor de la guerra civil se encontraban, en esos momentos, fuera de su patria. Dicha fundación contó con el apoyo decidido del Presidente de México, el general Lázaro Cárdenas del Río, siendo sus verdaderos artífices dos mexicanos excepcionales, Daniel Cosío Villegas y Alfonso Reyes, éste último se había exiliado una larga temporada en España durante los años de la revolución mexicana.
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Resulta verosímil que, un año antes de la fundación, Daniel Cosío Villegas, que se encontraba en Portugal como Encargado de Negocios de México, ante el hostigamiento a que era sometido Claudio Sánchez Albornoz (Embajador de la República de España desde 1936) por el gobierno lusitano de Antonio de Oliveira Salazar, tuviera la idea de que desde México se invitara a estos intelectuales españoles que se encontraban fuera de la patria, para que allí pudieran impartir algunos cursos y conferencias.
Entre los primeros invitados que llegaron a La Casa estuvieron Luis Recasens Fiches (filósofo del derecho, que había sido profesor de las Universidades de Santiago de Compostela, Salamanca, Valladolid y Madrid), José Gaos ( el filósofo que acuñó el término "transterrado" y que, al comenzar la guerra, era profesor de Introducción a la Filosofía y de Filosofía y Didáctica en la Universidad de Madrid), Enrique Díez Canedo (crítico literario y poeta), Ricardo Gutiérrez Abascal, quien ha sido más conocido por el seudónimo de Juan de la Encina (crítico de arte) y Gonzalo Rodríguez Labora (médico psiquiatra, que era Jefe del Departamento de Psiquiatría del Hospital Provincial de Madrid). Ya residía en México, cuando se le invitó a formar parte de La Casa, el poeta León Felipe, que tenía allí a parte de la familia[1]. Aunque tenía completada la licenciatura en farmacia, no ejerció esta profesión, dedicando todo sus esfuerzos a la poesía, siendo una de las voces que más hondamente expresó la tragedia que se vivía en España. |
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La Casa de España se convirtió en lo que la doctora Clara E. Lida ha calificado como "centro de selección e irradiación de talento" |
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La institución nació con grandes miras, pero con recursos sumamente modestos, hasta el punto que al carecer de casa propia hubo que arrendar dos sencillas oficinas al Banco Nacional Hipotecario. En esas grandes miras se contemplaba la tutela de unos 30 miembros residentes, cuya función sería el impartir cursos especializados en distintos centros del país, así como servir de intermediaria en la contratación de los españoles transterrados por las instituciones docentes, médicas e investigadoras del país. Así pues, La Casa de España se convirtió en lo que la doctora Clara E. Lida[2] ha calificado como "centro de selección e irradiación de talento", un talento que se extendió por todo México.
Un ejemplo de la labor de selección que La Casa de España llevaba a cabo lo encontramos en la oferta que Daniel Cosío Villegas hace al entomólogo Cándido Bolívar[3] y, por extensión, a su padre Ignacio Bolívar, quien era el Presidente de la Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas, tras la muerte de Santiago Ramón y Cajal.
En telegrama fechado el 19 de abril de 1939 le dice: "Departamento Salubridad ofrecerle puesto investigador onchocercosis", también le asegura una retribución de 550 pesos mensuales. En la respuesta de Cándido, del día 24, el científico transmite algunas preocupaciones que tienen que ver, fundamentalmente, con el traslado de su familia que, según señala, estaba formada por su mujer, sus cuatro hijos y otros tres familiares, entre los que se incluía su padre, y con Dionisio Peláez, un joven colaborador suyo, sobre el que interroga ¿No sería posible ofrecer al Sr. Peláez un puesto de ayudante o auxiliar?
La contestación de La Casa de España, con fecha 16 de mayo, le llega del Presidente de la misma, Alfonso Reyes, quien le transmite la aceptación del Departamento de Salubridad de incorporar a Peláez como su ayudante en dicho Departamento, así como la disposición de La Casa de España a facilitar el importe de los pasajes de su mujer e hijos y solucionar la recepción de su padre, a quien La Casa de España reconocería como decano y referencia de los científicos exiliados.
Una vez que la familia Bolívar se instaló en México, sus miembros comenzaron a desplegar una actividad científica y humana enorme, cuyo logro de mayor proyección internacional fue la creación de Ciencia. Revista hispano-americana de Ciencias puras y aplicadas, cuyo primer número apareció con fecha 1 de marzo de 1940 y que se acreditó muy rápidamente. |
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El Colegio de México se ha convertido en la principal institución pública, de carácter universitario, dedicada a la investigación y a la enseñanza superior en México |
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Como a los Bolívar, a otros muchos científicos exiliados facilitó La Casa o su continuador, El Colegio de México, sus primeros pasos profesionales en México. En la mayoría de los casos consiguieron resultados de extraordinaria importancia para sus respectivas disciplinas, casos de la medicina (Isaac Costero Tudanca, Dionisio Nieto Gómez), la química (Antonio Madinaveitia Tabuyo, José Giral), la física (Blas Cabrera) y la astronomía (Honorato de Castro), entre otras[4]. Estos logros científicos, y su ejemplar comportamiento humano no ha sido valorado en España hasta fechas relativamente recientes, pero de siempre habían sido reconocidos en un México que, tras su generoso esfuerzo inicial, se benefició de la llegada de estos españoles que, en la mayoría de los casos, se asentaron para siempre en ese país. En el mes de octubre de 1940, cuando sólo habían transcurrido veintisiete meses desde su creación, La Casa de España se transformó en El Colegio de México.
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Varias razones operaron, entonces, para que se produjera el cambio, pero, sobre todas ellas, el final del mandato del general Lázaro Cárdenas, que se extendía desde el 1 de diciembre de 1934 al 30 de noviembre de 1940.
El Colegio de México, al tiempo que continuó con su apoyo decidido a los exiliados españoles, comenzó a admitir a los primeros estudiantes mexicanos que, como era lógico, fueron tutelados por maestros españoles.
Con el paso de los años, El Colegio de México se ha convertido en la principal institución pública, de carácter universitario, dedicada a la investigación y a la enseñanza superior en México.
La concesión del Premio Príncipe de Asturias en Ciencias Sociales, en el año 2001, al Colegio de México ha colaborado, también, en el conocimiento de la ejemplar y magna obra que llevaron a cabo los exiliados españoles, con el concurso de aquellas generosas y prestigiosas instituciones mexicanas. |
Para conmemorar el 70 aniversario de la fundación de La Casa de España en México se han celebrado unas jornadas en Madrid, en la Residencia de Estudiantes, los días 24 y 25 de noviembre, en las que se ha puesto de manifiesto las últimas investigaciones sobre la institución, que fue refugio mexicano para los intelectuales republicanos exiliados, como proclamaba el subtítulo de la conferencia de la investigadora Clara E. Lida, así como sobre algunos de los protagonistas del exilio (Adolfo Salázar, Antonio Madinaveitia, Jesús Bal y Gay), sobre algunas de las familias que tuvieron mayor proyección (los Bolívar, los Giral), así como de algunos de los colectivos profesionales que más resonancia alcanzaron (médicos, filósofos).
De manera similar, El Colegio de México convoca para los días 2 y 3 de diciembre, en México D.F., unas Jornadas internacionales sobre los setenta años de la fundación de La Casa de España en México. |
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[1] Soler Vinyes, Martí. La Casa del Éxodo. Los exiliados y su obra en La Casa de España y El Colegio de México (1938-1947). México, El Colegio de México, 1999. [2] Lida, Clara E. La Casa de España y El Colegio de México: memoria, 1938-2000. México, El Colegio de México, 2000. [3] Casado, Santos y Gomis, Aiberto. "Cándido Bolívar (1897-1976). Avance para una biografía pendiente". Boletín Institución Libre de Enseñanza, 2ª época, 31 (1998): 51-67.[4] Giral, Francisco. Ciencia española en el exilio (1939-1989). El exilio de los científicos españoles. Barcelona, Anthropos; Madrid, CIERE, 1994.