Los orígenes trashumantes y los itinerarios pastoriles (período premesteño)
A pesar de la evolución tanto de la agricultura como de la ganadería, cuando aún hoy, observamos con detenimiento ciertos detalles del paisaje, así como el compartamiento de algunos animales en relación con él y a pesar de estar ya muy domesticados, podemos imaginarnos que el paso del tiempo se ha sellado genéticamente en uno y en otros.
En un estudio sobre pastoralismo mediterráneo a cargo de José Miguel Montoya Oliver dice: Los países mediterráneos son cuna de civilizaciones pastorales muy antiguas. Su clima suave y especialmente sus inviernos no excesivamente fríos, la salubridad general del medio, y tal vez la abundancia de frutos comestibles en otoño-invierno que producen sus bosques, les convierten en áreas muy favorables para la vida del hombre y su ganado1.
Para Pedro García Martín de acuerdo con la argumentación causal anterior expresa que las características geofísicas de las tierras que baña el Mediterráneo llevaron a sus pueblos desde los tiempos remotos a la práctica del pastoreo extensivo. De manera que a una fase primitiva de nomadismo, donde la marcha arrastraba consigo a hombres, bestias y moradas, le sucedió una etapa más moderna, racional y organizada de trashumancia, que conllevaba una división del trabajo entre pastores y agricultores sedentarios, así como aldeas fijas de partida y retorno2.
En
Existe cierta unanimidad entre diferentes estudiosos de
Por tanto la agricultura de la zona meridional se diferenciaba de la practicada por los íberos del área del Levante que también tuvo un buen desarrollo sobre todo en el empleo del utillaje agrario manifestado en los hallazgos de aperos de labranza de hierro, cereales, molinos harineros hallados en las viviendas y cultivos hortícolas. De otra parte en las zonas altas de
Los iniciales desplazamientos estacionales son intensificados por el hombre paralelamente al proceso de domesticación y, cuando éste es ya dueño de su ganadería y vive en estadios culturales más avanzados, los rebaños siguen atravesando distancias de ida y vuelta al ritmo que marca ahora la experiencia humana. El valor funcional de esta mecánica no está exento de cierta confusión, cuando historiadores, arqueólogos y antropólogos mezclan sin diferenciar claramente conceptos como trashumancia, pastoralismo, trasterminancia, economía ganadera nómada, desplazamientos ganaderos complementarios, etc.
Sin apartarnos de la cronología histórica en la que se recoge la presencia de “calles pastorum” y referencias a servidumbres como “viae”, “iter” y “aetus” por parte de Marco Varron (siglo I a. de C.), también de acuerdo al mencionado Fuero Juzgo visigodo donde se menciona por primera vez de forma explícita a las cañadas hasta la creación del Honrado Concejo de
Era el año 732 cuando la derrota musulmana cerraba al Islam las puertas de Francia para abrírselas más en Hispania, donde como habría ocurrido con los godos, concentrarían todas sus fuerzas5.
Así la nueva configuración del territorio va tomando cuerpo, en el Sur los mejores campos pasan a manos de los ocupantes vencedores, los árabes. Más al Norte pueblos beréberes y nómadas se asientan en terrenos menos feraces, uno de ellos los Beni-Merines era una tribu del norte de África, existe la teoría mediante la cual el ganado ovino de raza merina tomó de ellos su nombre. Se sabe que diferentes términos pastoriles tienen origen árabe como zagal y rabadán (ayudantes de pastor por lo general jóvenes), también rafala (corral para ovejas descarriadas), cabaña, morueco (carnero reproductor) y mechta (acampada para las ovejas durante el invierno, parece probable que está relacionada con Mesta).
Según nos cuentan los Historiadores en torno al siglo X el emirato cordobés alcanza su esplendor con Abb Al-Rahman III (912-961), su influencia hace que de nuevo
Son tiempos de repliegue y reorganización, así en respuesta al empuje del Islam diferentes nobles y eclesiásticos godos se reagrupan en las cordilleras del norte con D. Pelayo al frente se inicia la conocida Reconquista. Las guerras entre árabes y bereberes están en las causas principales del despoblamiento de la submeseta norte, más tarde con la fundación de monasterios, con la entrega de tierras (latifundios) a nobles e iglesias se inicia un nuevo repoblamiento en base a emigrantes cántabros y vascones sobre todo en la futura Castilla.
Las diferentes investigaciones concluyen que familias sin medios de subsistencia, aventureros de la época, emigrados cristianos puestos a salvo de la intolerancia islámica conforman el campesinado que sirve para aposentarse en las abandonadas tierras del Duero. Su labor individual o colectiva de presura –apropiación y cultivo de la tierra-. Nuevas técnicas agrícolas, molinos hidráulicos, yugos, herrajes, etc. Así la aldea suplirá al clan con el desarrollo de vínculos de solidaridad vecinal, al tiempo que se establecen los espacios individuales de cultivo –huerto, viña, cereal- regularán el servicio comunitario de montes, aguas y pastos6.
Al observar con perspectiva temporal este período se concluye que la debilidad demográfica, la orientación ganadera de la economía peninsular y el robustecimiento de las clases dominantes imponen una repoblación señorial y latifundista de cuño pastoril. Los citados datos son centrales en el análisis que nos ocupa, están en la raíz del desarrollo del entramado cañariego.
A través de las encomiendas la nobleza laica y las Órdenes Militares -templarios y sanjuanistas en Aragón, calatravas, alcántaras y santiaguistas en Castilla-León y Portugal- se repartirán enormes extensiones de
En la historia común de los pueblos que paulatinamente han ido ocupando
1 Montoya Oliver, J.M., Pastoralismo mediterráneo, Servicio de Publicaciones Agrarias, D.L. Madrid 1983
2García Martín, P.,
3Delibes, M., Castilla, lo Castellano y los Castellanos. Pág.29, Planeta. 1979
4 Laguna Sanz, E., Historia del Merino. Secretaría General Técnica (MAPA) Madrid 1986
5Sánchez Moreno, E., De Ganados, Movimientos y Contactos. Una nueva aproximación al debate sobre la trashumancia en la Hispania Antigua. Studia Histórica. Historia Antigua, Salamanca, vol.16, pp. 53-84 1998
6García de Cortazar, F. y González Vesga, J.M. Breve Historia de España. Alianza Ed. S.A. Pág. 153. Madrid, 2002