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La industria citrícola genera aproximadamente 13.5 toneladas anuales de cáscara y semillas. Estos se descartan como residuo o se emplean para ración animal, desconociendo sus componentes de alto valor nutricional, principalmente fibra dietética y compuestos antioxidantes. Su destino como “residuo” representa un problema ambiental y de costos para la industria: su eliminación directa generaría contaminación de suelos y aguas subterráneas. Revalorizar este subproducto mediante procesos de extracción sostenibles obteniendo ingredientes alimentarios con potencial bioactivo, es una estrategia sustentable y de gran valor agregado. Además, generaría retornos económicos directos para las industrias citrícolas contribuyendo al desarrollo de la agroindustria nacional.