Los aromas y sus efectos influyen en nuestra vida cotidiana, muchas veces incluso sin que nos demos cuenta. Influyen en ella queramos o no. Un buen sentido del olfato nos preserva de peligros como, por ejemplo, de los alimentos podridos o de las fugas de gas. Los aromas actúan contra el estrés, ayudan a relajarse o estimulan y nos aportan nueva energía. Imagínese un mundo sin olores: probablemente sería aburrido y triste. Motivos suficientes para indagar más sobre estas pequeñas maravillas.
En el vientre materno ya existe el sentido del olfato. Ya allí se establecen las preferencias de la alimentación posterior. A través de los receptores olfativos percibimos los aromas del líquido amniótico. Con el nacimiento y la toma de leche materna se adquieren más conocimientos, y se perciben y aprenden los primeros olores del entorno. De los 18 a los 24 meses los niños experimentan una fase de neofobia, el miedo a nuevos olores y sabores: una protección frente a alimentos dañinos. A los 3 años ya utilizamos totalmente nuestras células olfativas.
Es evidente, por tanto, que las sustancias aromáticas juegan un papel muy importante en la naturaleza y en la vida y hábitos cotidianos del ser humano. Esta es la razón de presentar este proyecto.
En este proyecto se pretende destacar la influencia de los aromas y las fragancias en la vida y hábitos cotidianos del ser humano. Las mezclas de sustancias aromáticas, ya sean naturales o elaboradas por el ser humano tienen una gran importancia en diferentes aspectos de la vida.
El proyecto se va a centrar en algunas de ellas, como son:
1) Los aromas en la alimentación humana.
2) Las fragancias y los perfumes en cosmética y en el outfit actual del ser humano.
3) La utilización de los aceites esenciales con fines medicinales, lo que se conoce como aromaterapia.
En el proyecto presentado este año se va a incidir más en los aromas destinados a los productos alimenticios. En los próximos años se pretende desarrollar proyectos que incidan en los otros dos aspectos