Cuando una persona tiene que realizar alguna acción en respuesta a un estímulo dado (visual, auditivo, táctil), transcurre un cierto tiempo entre la recepción del estímulo y la ejecución de la acción. Este intervalo de tiempo se conoce como tiempo de reacción de una persona. Esto sucede, por ejemplo, cuando una persona que conduce un vehículo tiene que frenarlo al ver un obstáculo en el camino, o cuando un atleta en la línea de salida debe decidir que empieza la carrera después de que escucha la señal dada por el juez del campeonato. El tiempo de reacción es la suma del tiempo que tarda el impulso nervioso en viajar desde los órganos de los sentidos (ojo, oído, etc.) hasta el sistema nervioso central más el tiempo que tarda el impulso nervioso en llegar desde el sistema nervioso central hasta los órganos efectores (músculos). Se puede averiguar el tiempo de reacción de una persona utilizando las ecuaciones del movimiento rectilíneo uniformemente acelerado y una regla de una longitud aproximada de 50 cm.