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Oh hada cibernética
Oh Hada Cibernética
cuándo harás que los huesos de mis manos
se muevan alegremente
para escribir al fin lo que yo desee
a la hora que en venga en gana
y los encajes de mis órganos secretos
tengan facciones sosegadas
en las últimas horas del día
mientras la sangre circule como un bálsamo a lo largo de mi
cuerpo. -
Insolito atractor
Minutos, horas, días enteros
inclinado sobre el barandal,
sobre millones
de insolubles ecuaciones,
miro en el ojo del huracán,
que mira mis ojos;
verdecaliza, blancoespumeante
susurra la clara materia,
girando hipnótica,
el yeso brillando
en remolinos que retornan
nunca retornando;
y arriba del todo, felpudo,
en la espuma, en la luz,
vacila, danza algo húmedo,
pardo, que danza
pero no se hunde,
vacila
un osito de peluche. -
Rayos x
El corazón y la caverna.
Koch.
La luz color de manzana.
Me lo trajeron tosiendo.
Fiebre
El corazón tras la pantalla.
Sus manos agudas
como dos garras.
Tos.
Me lo trajeron sangrando
como una llaga.
Tic-tac-Tic-tac.
El pulso galopaba,
y yo corrí tras del pulso -
Ojos humanos(gregorio marañón)
Tenía unos ojos oscuros,
cejas espesas, bajas, que daban una sombra buena
a su luz confiada.
Nacía ese destello
y no diríais que era luz de un niño.
Allí, en su origen, con pureza tanta.
pero cuando llegaba a los hombres
aquella luz había
hecho un duro viaje; milagrosamente limpia aún
mas en largo transcurso.
Su rayo había crecido entre la muerte,
entre crudas u horribles agonías,
entre el nacimiento y el llanto,
entre la risa hermosa de los sanos,
y había viajado extensamente, con detenciones tris-
tes, -
Oda a la tipografía
Letras largas, severas,
verticales,
hechas
de línea
pura,
erguidas
como el mástil
del navío
en medio
de la página
llena
de confusión y turbulencia,
Bodonis
algebraicos,
letras
cabales,
finas
como lebreles,
sometidas
al rectángulo blanco
de la geometría,
vocales
elzeviras
acuñadas
en el menudo acero
del taller junto al agua,
en Flandes, en el norte
acanalado,
cifras
del ancla,
caracteres de Aldus,
firmes como
la estatura
marina
de Venecia
en cuyas aguas madres,
como vela -
Oda al libro (i)
Libro, cuando te cierro
abro la vida.
Escucho
entrecortados gritos
en los puertos.
Los lingotes del cobre
cruzan los arenales,
bajan a Tocopilla.
Es de noche.
Entre la islas
nuestro océano
palpita con sus peces.
Toca los pies, los muslos,
Las costillas calcáreas
de mi patria.
Toda la noche pega en sus orillas
y con la luz de día
amanece cantando
como si despertara una guitarra.
A mí me llama el golpe
del océano. A mí
me llama el viento,
y Rodríguez me llama,
José Antonio,
recibí un telegrama
del sindicato Mina -
Cosmonauta del sueño
Cosmonauta del sueño, velozmente
crucé por tu deseo
sin dejar huella, sin captar tu imagen.
Vastedad del espacio
para tan raudo vuelo.
No pude retenerte. Pero te hurté un beso.
Y cuando acariciaste mis cabellos
llovieron tanta música tus manos,
que te hubiera bebido
como una hostia,
hasta purificarme
de todo pensamiento. -
Thomas robert malthus
Cuando el estómago ladra, la boca no dice nada.
En la miseria, poca es la letra. Del hambre sólo sabemos
lo dicho con panza llena: bien poco es en consecuencia.
El más feliz de todos: en verano remaba un poco, en invierno
patinaba en la charca del pueblo. Y en cincuenta años
jamás le vi perder los estribos un solo instante.
Mofletudo, comodón, negó con firme voz la felicidad.
¿La suya? No: la Felicidad. Una nueva idea, que ya no lo era
entonces en Europa: ya no habrá guerra, ni crímenes, -
Al movimiento
A TI, donaire alado, forma en vuelo,
Raudo volumen que la luz reanima
y en el movible espacio determina
la paralela sombra de su anhelo.A ti, persecución, múltiplo en celo,
círculo en fuga, aljaba y jabalina;
rebelión de lo extático y divina
dinámica arcangélica del cielo.A ti, soplo contrario a lo imposible,
perpetua agilidad, tallo flexible,
sangre en tensión, feliz musculatura.La vida de la vida es promoverte.
Tu victoria, la muerte de la muerte.
A ti, libertador de la Pintura. -
Canción de la rueda hidráulica
1
Los poemas épicos nos dan noticia
de los grandes de este mundo:
suben como astros,
como astros caen.
Resulta consolador y conviene saberlo.
Pero para nosotros, los que tenemos que alimentarlos,
siempre ha sido, ay, más o menos igual.
Suben y bajan, pero ¿ a costa de quién?