Recorremos así, hechos una masa
nebulosa, flotante en el espacio
sideral, con el Cosmos arropándonos,
la espalda acariciando, las rodillas
hincándose en el Magma que compone
de Hidrógeno y de Níquel tal sustancia,
y entre el Flúor y el Hierro de la lluvia
tan ácida que cae a cuentagotas
- ¡qué sabor exquisito, qué dorada
delicia tan brillante, que rebosa! -
allí nos encontramos y resulta
que el tiempo se ha parado por nosotros,
que las Nubes, los Ángeles y el Viento
se unen por nosotros y conforman
una víscera nueva que recorre