PATRIMONIO | RUTAS | ARQUEOLOGÍA INDUSTRIAL > Obras Hidráulicas de Aranjuez | |||
[Imprimir] [Añadir a Favoritos] [Cerrar] |
Aranjuez debe su fama al agua. Más que cualquier otra ciudad, está marcada por el signo real. Situada en la ribera izquierda de Tajo, nació como sede de recreo palaciego y nobiliario. Esta bañada por el Jarama y, sobre todo, por el Tajo que la recorre a lo largo de 39 kilómetros, alimentando así sus jardines y arbolado y fertilizando igualmente sus famosas huertas. El agua es, pues, el verdadero protagonista de este conjunto. Una amplia red de canales, acequias y reguerillos muy densificada que constituye la obra hidráulica necesaria para garantizar la llegada del agua, plan preconcebido que se introduce en un entorno arquitectónico, paisajístico e histórico de más de 400 años, de gran belleza y respeto con el medio ambiente. Pero Aranjuez no sólo ha sido lugar de placer y recreo de la Corte, sino que también ha sido y es lugar de trabajo. La idea del aprovechamiento hidráulico deriva de la existencia de manantiales de agua dulce y salada que brotan de las terrazas fluviales del Tajo y que, desde el siglo XVI, se recogían ya en una conocida presa cercana: Ontígola, cuyo nombre significa precisamente ‘fuentecilla’. Hoy sirve como sitio de crianza de aves y peces.
Leyendo en el paisaje Las aguas del Tajo se aprovecharon construyéndose cuatro grandes acequias. Las dos más antiguas parten de una presa en El Embocador de cuyas márgenes arrancan, a modo de escolta, dos canales o caces para el regadío. El más importante, en la izquierda, es el conocido Caz las Aves, mandado construir por Felipe II, aunque es a Carlos III a quien se debe la mayor parte de la obra. A partir de 5 kilómetros entra en la población de Aranjuez enterrado, 850 metros de túnel revestido de ladrillo, afectando a las cimentaciones de las casas colindantes. La céntrica calle ‘Capitán’, por ejemplo, es recorrida subterráneamente por el tramo más antiguo del Caz de las Aves.
En la margen derecha, las aguas del Tajo discurren por el Caz de la Azuda, más pequeño, que desagua en el Jarama. Tenía una inmensa rueda hidráulica la famosa Azuda de 12 metros de diámetro que elevaba las aguas para regar la finca ‘La Montaña’, propiedad de Joaquín Ahumada, quién en junio de 1880 solicitó permiso para su instalación. El Album-Guía de Aranjuez de 1902 recomendaba su visita. Hoy sólo queda parte del bello acueducto.
En la presa de Valdajos, a 32,5 kilómetros aguas arriba de la de El Embocador’, nace el Caz de Colmenar o Acequia del Tajo, comenzada en 1527 por la propia villa de Colmenar de Oreja; tiene 26 kilómetros, que discurren fundamentalmente fuera del municipio de Aranjuez; y, por último, el Caz Chico, que desagua en el de la Azuda, regando antes los terrenos del Cortijo de San Isidro -bodega real de Carlos III- con un Lagar, una almazara y una sorprendente bodega subterránea que alojaba las tinajas del vino que se hacían en Colmenar, transcurriendo por debajo del caserío y atravesando así el poblado. Después de múltiples usos a partir de los años 40 -vaquería, cine, cultivo de champiñón, etc.-, se ha recuperado actualmente por una sociedad particular como centro de envejecimiento de vinos. La fuerza hidráulica se aprovechó, además, para el desarrollo agrario y eléctrico locales.
El sistema antiguo de molinos y aceñas que jalonaban
el Tajo dejó su lugar a instalaciones mayores que, pronto, se convertirían
en magníficas fábricas de harinas, como la recientemente
destruida de “El Puente” (1829) o la de Enrique Mejías,
aún existente.
La Presa de El Embocador está situada a unos 5 kilómetros de Aranjuez por la carretera M-305 hacía Villaconejos, realizándose el acceso por un camino de tierra que parte de un merendero. Construido por el milanés Francisco Sitoni, se trata de un azud de derivación de 4,20 metros de altura por 159 metros de longitud de coronación, con un trazado ligeramente curvo, que ha sufrido muchas reparaciones.
En 1903, el Real Patrimonio construyó una bella “fabriquilla” de luz llamada igual que la presa, situada en su estribo derecho y hoy desaparecida; y, cinco años después, en el izquierdo, una pequeña central -aún existente- para la elevación de las aguas de riego de la dehesa de Sotomayor.
El sistema hidráulico de Aranjuez, configurado y mantenido prácticamente durante casi medio siglo, ha influido en el diseño y ordenación urbana y territorial de esta población, reconocida en el año 2002 como “Paisaje de la Humanidad” por la UNESCO.
|