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Científico, ingeniero militar y político español,
nacido el 18 de mayo de 1742 en Barbuñales (Huesca) y muerto
en la misma localidad, el 20 de octubre de 1821. Estudió en
la Academia de Matemáticas de Barcelona y trabajó como ingeniero
militar en la Península y Baleares. Tras participar en la
desastrosa campaña de Argel, donde resultaría herido de importancia,
fue ascendido a capitán de infantería e ingeniero extraordinario.
En 1780 se incorporó a la guarnición de San Sebastián, con
el grado de teniente coronel de ingenieros.
En 1781 marchó al Virreinato de la Plata como
miembro de una de las comisiones de límites con los dominios
portugueses. Permaneció en tierras americanas durante dos
décadas, viajando por el interior y desarrollando una tarea
infatigable en varios campos de la geografía y la historia
natural; estos viajes le permitieron conocer, prácticamente,
todo el territorio de la provincia paraguaya y de la zona
de Misiones; sus observaciones, recogidas en sucesivos diarios,
fueron reunidas en la Geografía Física y Esférica del Paraguay
y Misiones Guaraníes (1790).
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Lejos de aceptar criterios de autoridad y
consciente de sus propios conocimientos en la materia, Azara
se dedicó a corregir las imprecisiones que existían en la
clásica Historia Natural del Conde de Buffon, animándose a
escribir unos "ensayos" o "apuntamientos"
que recogían sus observaciones. Las repercusiones de este
acto fueron inmensas; pese a no ser más que un esbozo de su
saber científico, estos escritos -oportunamente difundidos
en Francia por su hermano José Nicolás- permitieron que sus
observaciones fueran conocidas y valoradas.
A finales de 1801, Azara recibió el permiso
para regresar a la Península. Tras desembarcar en Málaga,
se encaminó a Madrid, con el objeto de atender a la publicación
de sus obras sobre los cuadrúpedos y las aves; los Apuntamientos
para la historia natural de los quadrúpedos del Paraguay y
Río de la Plata y los Apuntamientos para la historia natural
de los páxaros de Paraguay y Río de la Plata aparecieron impresos
en 1802. Esta difusión de los escritos azarianos en Europa
coincidió con la publicación, también, de algunos de ellos
en América.
Tras su llegada a España, Azara se trasladó
a París a requerimiento de su hermano José Nicolás. Allí visitó
el Gabinete Natural y se relacionó con los naturalistas franceses
de la época, entre ellos Georges Cuvier y Étienne Geoffroy
Saint-Hilaire. Preparó, a partir de entonces, la publicación
de sus Viajes por la América Meridional.
Una vez fallecido su hermano, Félix de Azara
decidió retornar a la península y retirarse a Barbuñales.
Pese a su voluntad de retiro, se le ofreció el cargo de virrey
de Nueva España (que rechazaría) y tuvo que desempeñarse como
vocal de la Junta de Fortificaciones, desde junio de 1805
hasta 1808; durante este período escribió múltiples informes
sobre asuntos americanos. En 1808 se retiró definitivamente
a su pueblo. Se conoce poco de la última etapa de su vida;
en 1815 rechazó la Orden de Isabel la Católica, gesto que
se interpretó como una muestra de desaprobación ante las ideas
absolutistas del rey; entre 1817 y 1820 llevó a cabo algunos
estudios de carácter local. Félix de Azara murió a los 79
años de edad; dejó como heredero a su sobrino Agustín, que
publicaría, años más tarde, parte de sus papeles inéditos.
La importancia de la obra de Azara reside,
en primer término, en su extraordinaria aportación a la zoología
descriptiva. Sin embargo, Azara no se limitó al plano descriptivo,
también aprovechó sus observaciones para formular un rico
conjunto de ideas, hipótesis y reflexiones acerca de cuestiones
biológicas fundamentales. Se interesó, en especial, por las
variaciones de los animales en libertad y en domesticidad,
por su distribución geográfica, por las relaciones entre presa
y depredador y entre huésped y parásito, por el origen de
las especies peculiares del Nuevo Mundo y por el proceso de
la selección artificial. Fue un autor que influyó poderosamente,
con sus descripciones, ideas y reflexiones, en las teorías
de Darwin, lector atento de las obras de Azara en sus versiones
francesas, quien reconoció, abierta y repetidamente, la deuda
que tenía con él.
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