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LA INVENCIÓN DE MOREL |
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La invención de Morel Bioy Casares,
Adolfo.
Alianza, Madrid, 2000
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EL AUTOR
Adolfo Bioy Casares (1914-1999) es uno de los más brillantes representantes de la generación argentina de entreguerras, ligada a la gran revista Sur, que adquirió resonancia internacional. Al grupo pertenecían, entre otros, Jorge Luis Borges, Victoria y Silvina Ocampos (con la que se casaría Bioy), Eduardo Mallea, José Bianco, Oliverio Girando, etc. Fue Bioy colaborador estrecho de Borges, con quien compuso algunas obras, y es, como Borges, uno de los padres de la literatura fantástica contemporánea en castellano. Recibió el Premio Cervantes en 1990. Entre sus novelas y cuentos de asunto fantástico destacan La trama celeste, La invención de Morel, Diario de la guerra del cerdo, Un campeón desparejo, Una muñeca rusa… |
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RESUMEN ARGUMENTAL
Un fugitivo de la justicia, arbitrariamente condenado, arriba a una isla desierta, o casi, y allí conoce a un grupo de personas, o de supuestas personas, entre las cuales él destaca a una hermosa mujer, Faustine. Pero nadie nota su presencia y se da cuenta de que todo se repite: las acciones, los diálogos, incluso el sol y la luna (hay dos soles, dos lunas). Morel, un científico que habita en la isla,comunica al fugitivo su invento: ha creado una máquina que puede reproducir todos los sentidos juntos. Su único inconveniente es que, para reproducir a un ser, éste debe morir. El fugitivo pone en marcha la máquina y se graba durante una semana al lado de Faustine; muere, pero será inmortal en la eterna repetición de la imagen.
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VALORACIÓN
La invención de Morel , una novela corta, está considerada un clásico de la ciencia ficción: ciencia ficción es la máquina inmortalizadora de Morel. Bioy no recurre,como Mary Shelley, al mito de Frankestein; se vale del cine: <<La máquina que inventa Morel ---ha escrito el autor--- registra a una persona en el momento en que es filmada>>. No pretende otra eternidad. Morel registra una semana de vida en la isla: él, Faustine y sus amigos vivirán, para siempre, esa semana>>. Mediante el cine Bioy revive el viejo sueño de la inmortalidad. También el mito nietzscheano del eterno retorno. Octavio Paz ha dicho al respecto: <<El tema de Adolfo Bioy Casares no es cósmico sino metafísico: el cuerpo es imaginario y obedecemos a la tiranía de un fantasma. El amor es una percepción privilegiada, la más total y lúcida, no solo de la irrealidad del mundo, sino también de la nuestra: corremos tras de sombras, pero nosotros también somos sombras>>. Borges equiparaba la grandeza y originalidad del argumento de Bioy a las grandes invenciones de Henri James o Kafka. Pero es una obra muy triste, como confirma el ruego último del fugitivo, ya convertido en espectro: <<Al hombre que, basándose en este informe, invente una máquina capaz de reunir las presencias disgregadas, haremos una súplica. Busquemos a Faustine y a mí, hágame entrar en el cielo de la conciencia de Faustine. Será un acto piadoso>>.
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